Missa:
Phillip llevaba días estando extraño. A penas me hablaba, respondía los mensajes demasiado formal y en las llamadas que teníamos con todos los demás, siempre que yo le hablaba se ponía tartamudo y le hablaba a cualquier otro, cambiándome el tema.
Me hacía sentir un poco mal.
¿Hice algo que le habrá molestado? Necesitaba saber para así poder disculparme con él y seguir siendo los grandes amigos que hemos sido todo este tiempo desde que nos conocemos. No podía ser que llegara aquí a México y todo resultara incómodo y un desastre. No iba a permitir eso, suficientes amigos había perdido como para perder a Phillip.
— Missael, ¿pasa algo amor? —la vocecita de Mafer interrumpió mi ensoñación. Sonreí al instante. Le indiqué que se acercara hacia mi y se sentara sobre mis piernas, me escondí entre sus brazos agobiado. Ella siempre había sido mi refugio en los momentos que más mal me sentía— ¿Estás bien babe?
— No... estoy preocupado —le admití, esta vez mirándola a la cara—. Phillip anda extraño y me preocupa que venga para acá y todo sea incómodo.
Ella me sonrió comprensiva y comenzó a acariciarme el cabello—. Puede que le haya pasado algo que no tiene que ver contigo y no quiera preocuparte, dale tiempo. Ustedes ya se han visto antes y son buenos amigos —comenzó a besarme la cien dulcemente—, seguro que serán los mismos de siempre.
Sabía que podía ser eso, que simplemente no me quiera comentar alguna situación que lo tiene agobiado, pero aún así me preocupaba. De igual forma le di un beso en forma de gracias. Ella se levantó contenta y me ofreció su mano anunciando que estaba lista la comida. Le seguí igual de entusiasta.
Los últimos días antes de la llegada de mi amigo chileno me pasé ordenando lo más que pude la casa, porque era un maldito desastre. Siempre estaba lleno de cajas con estupideces que había comprado para videos o cosas que me daba hueva ordenar. Aún así, me dediqué a dejar el cuarto en que se quedaría él y en el que estaría Amber lo más decente posible para que tuvieran espacio para ordenar su ropa sin problema.
Estaba cansadísimo por las noches, dado que en las mañanas me dedicaba a editar como un loco para así poder estar la mayor cantidad de tiempo con mi amigo. Quizá grabar algunas cosas y que me ayudara con algunos proyectos. Mientras, mis tardes eran para limpiar, cocinar y ordenar.
A penas tenía tiempo para hablarle al chileno, aunque este tampoco era de gran ayuda. Me daba los buenos días tardísimo, no me hablaba demasiado de su día y se reía de manera muy rara cuando estábamos en llamada (el poco tiempo que podíamos estar en llamada).
Cuando ya me desocupé y tuve mis tardes libres, decidí que era el momento de hablar con Phillip y explicarle como me estaba sintiendo. Me tenía preocupado y quería saber que todo estaba bien, que él no tenía algún problema y de ser así, si yo pudiera ayudarlo. Marqué su perfil por discord, tardó su tiempo en contestarme pero lo hizo.
— Hola Missa, ¿Qué pasa? —dios, el pendejo era tan cortante que me hacía enojar. ¿Qué diablos le pasaba?
— Hola Phillip... —dije, tratando de no mostrarme molesto—, eso me gustaría saber yo. ¿Qué pasa Pili? Últimamente estas muy extraño y me tienes preocupado.
Él no respondió por unos segundos, lo que hizo que todos mis miedos más grandes salieran a la luz con facilidad.
— No me pasa nada Missoki, ¿Qué me va a pasar? —respondió entonces como si nada ocurriera, poniendo su tono más carismático. Como si no lo conociera yo.
— Phillip, si algo te está pasando o si yo hice algo que te molestó no dudes en decirme. No quiero que vengas a México y sea raro. —le expresé de la forma más sincera que pude lo que estaba sintiendo, no quería malentendidos ni peleas de niños.
— Solo estoy un poco estresado por todo el trabajo que me queda por completar y sentir que no avanzo...
¡Por fin una respuesta coherente! Gracias Phillip.
— Me hubieras dicho eso, pendejo... no ves que me preocupas —ya le contesté más relajado y seguro, no era yo el problema—. Ya wey, dime, ¿en qué puedo ayudarte?
La conversación volvió a la normalidad. Volvía mi Phillip animado y gracioso, con quién podía ser yo mismo y reírme de todo. Como me gustaba que así fuera, como me gustaría que así fuera siempre. Tenía tantas ganas de ya tenerlo aquí en mi casa, poder llevarlo a lugares ricos para comer, prepararle cocteles que había estado aprendiendo estos últimos meses y que jugáramos muchísimos juegos. Muchos combates y torneos de Smash Bros.
Quizá podrimos hacer algún directo estando juntos.
— Estoy TAN feliz de que vengas Pili, ya quiero tenerte aquí la neta —le decía sumamente entusiasmado mientras le contaba todos los planes que tenía. Mientras le mostraba todos los proyectos de videos distintos que tenía y lo mucho que me gustaría tenerlo aquí para que me ayudara a grabar—. Quiero grabar un chingo de cosas contigo.
— También quiero ir Missa... No sabes lo feliz que me hace pensar en verte.
Su voz sonó tan seria y quizá un poco decaída, pero no quise darle demasiadas vueltas. Ya le había preguntado si ocurría algo y él me había dado una respuesta comprensible. No tendría porqué imaginarme cosas distintas ni darle demasiadas vueltas. Todo estaba bien y seguíamos siendo los amigos de siempre.
— Que joto we —me reí.
— Sí... es que tú me pones joto —luego se rio fuerte. Yo le seguí un poco sacado de onda—. Te voy a cortar Missoki, me tengo que ir. Gracias.
Y después se fue. Quedé extrañado. ¿En serio solo era trabajo lo que lo tenía agobiado?
ESTÁS LEYENDO
Quédate un momento más y ya | Mr. Phissa
FanfictionLa distancia puede ser el protagonista de tantas historias de amor como personas hay en este mundo. Si la distancia fuera un impedimento, las cosas jamás habrían funcionado. Y si la distancia no existiera jamás me habría enamorado de ti de la forma...