CAPÍTULO 19: NOSTALGIA.
Era una mañana fresca en el Monte Paoz. Raditz se encontraba en la sala de su casa, terminando de preparar todo lo que necesitaría en su próximo viaje, en el que planeaba encontrarse con Kami-sama y pedirle entrenamiento en el control de ki.
Para esto, el saiyajin se armó de una mochila color vino, donde llevaba cápsulas Hoy-Poi, ropa y unos cuantos víveres para el largo camino. También, había elegido usar un gi rojo, holgado y de una pieza, junto a unas botas negras. Y bajo eso, una camisa negra de manga larga, optando por un vestuario mucho más simple y cómodo.
―Bien, creo que estoy listo ―dijo Raditz, tomando la mochila y colgándosela encima sin problemas, preparado para partir.
A su lado estaba Gine, su madre, quien estaba cruzada de brazos con una mirada serena. Había estado viendo a su hijo en silencio por un momento, sintiéndose muy nostálgica.
―Ah~. De verdad no puedo entender lo rápido que creciste ―soltó de repente la saiyajin, cerrando los ojos y riéndose discretamente―. Fue como si de un día para otro hubieras crecido… de hecho, fue exactamente así.
―Ni me lo recuerdes ―dijo Raditz, soltando una pequeña risa también―. Cerely estuvo muy sorprendida también. Aún era demasiado pequeña y le costó acostumbrarse a tener un hermano que creció de golpe. ¡Ja, ja!
―¡Je, je! ¡Aún lo recuerdo! ―corroboró la mujer saiyajin, riendo aún más. Luego de recordar ese momento, ella guardó silencio, volviendo a concentrarse en su hijo mayor. Pero aunque había rememorado buenos recuerdos, su sonrisa se fue apagando poco a poco―. Aunque también recuerdo… la primera vez que te fuiste a una misión. Cuando estábamos en el planeta Vegeta… eras demasiado pequeño Raditz…
―Ah, sí… Bueno, ha pasado bastante tiempo desde aquel entonces. ―Raditz alzó la mirada al techo un momento, para después posar su atención de nuevo en su madre, enarcando una ceja―. Ahora que lo pienso, ¿por qué de repente estas tan nostálgica sobre eso?
―Nada es especial ―respondió Gine, a secas, con un semblante ligeramente más apagado―. Solo que siempre agradezco al universo que todo haya salido bien y regresaras sano y salvo a casa luego de esa misión. Debo admitir que a veces tenía pesadillas donde me informaban que habías muerto, y siempre me levantaba sintiéndome muy agitada…
―Hey… no pienses en eso ―Raditz dijo, acercándose a ella para poner una mano en su hombro, sonriendo con cariño―. Ya pasó. Todo está bien. Una vieja tortuga lo dijo antes… El pasado es historia, el mañana es un misterio, ¡pero el hoy es un obsequio! ¿Por qué crees que se llama “presente”?
Gine pensó en las palabras de su hijo, aunque no se sintió precisamente mejor.
―Tienes razón, de verdad me siento muy feliz de vivir en la Tierra ahora, contigo y tus hermanos… pero… ―Gine se detuvo. Tomó una pausa, sin saber si debía continuar o no. Tanto ella como Raditz siempre buscaban dejar sumergido el tema de Bardock, pero para ella, era difícil ignorar “el elefante en la habitación”. Desde el primer momento ella había estado preocupada por su marido, del que no sabía nada desde hace más de tres años―. Cada día que pasa, me pregunto tantas cosas, ¿qué estará haciendo tu padre allá en el espacio? ¿Estará bien? ¿Por qué tarda tanto en regresar?
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Bueno, ahora soy Raditz
FanfictionUn chico joven reencarna como uno de los saiyajin con menos relevancia de la franquicia de Dragon Ball Z. Con una nueva oportunidad de vida, se abrirá camino tomando sus propias decisiones y buscando la libertad dentro de un mundo tan caótico, ¿qué...