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CAPÍTULO 20: URANAI BABA.

CAPÍTULO 20: URANAI BABA

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Arena de combate, Novak. Día de la Purga número 79…

Bardock se desplazó a grandes zancadas sobre el terreno boscoso, tanto por tierra como por sobre las ramas de los árboles. Aún con el dolor de la herida en su pierna derecha intensificándose, solo podía pensar en que debía mantener a Suna a salvo.

¿Por qué? Se preguntó él mismo mientras corría sin un rumbo fijo, buscando ganar la mayor distancia posible de sus enemigos. ¿Por qué estaba tan preocupado por un niño tan molesto y fanfarrón como Suna? Por más que lo pensó no pudo obtener de si mismo una respuesta coherente. O quizás, simplemente no quería aceptar que de alguna manera, se había encariñado con el niño.

Finalmente, el saiyajin se detuvo cuando creyó que ya estaba a una distancia segura de sus atacantes de garras venenosas, aunque, trató de no bajar la guardia. Dejó a Suna en el suelo suavemente, y solo pudo fruncir el ceño al verlo.

Era evidente que el estado del chico era bastante malo. En este punto, Suna mantenía los ojos cerrados, sudaba a mares y su cuerpo no paraba de temblar. Su respiración era pesada, le costaba respirar el aire y hacerlo llegar a sus pulmones.

―Maldición… ―Bardock murmuró, mientras apretaba los puños y se sentía más que furioso―. Está muy mal, no va a resistir por más tiempo… ¡Debo encontrar la manera de llevarlo a un médico!

¿Pero cómo? Quiso decir Bardock, pero esa pregunta se atasco en su garganta. ¿Cómo podría encontrar a un médico en un lugar destinado para ser la tumba de todos los prisioneros que la habían pisado? Por supuesto que no encontraría ningún tipo de antídoto ni mucho menos un doctor capacitado. Además, no estaba tratando con heridas simples, sino que también con el veneno letal de aquellas alimañas.

Aún sabiendo eso, Bardock se negó a rendirse. Debía haber algo que pudiera hacer, solo debería descubrirlo… No podía aceptar que el chico realmente estaba en sus últimos momentos.

Mientras pensaba en alguna solución, Bardock se dio cuenta de que la temperatura de Suna estaba demasiado alta. Rápidamente se quitó la banda roja de su frente, fue a un charco de agua cercano, y mojó la tela. Luego, volvió con Suna y le puso la banda húmeda en la frente, en un intento por ayudarlo. Extrañamente, eso pareció calmar los temblores corporales del niño al menos un poco.

Bardock simplemente cedió al dolor de su pierna y se sentó justo al lado del cuerpo caído de Suna. Debía admitir que él mismo también se sentía mareado… Quizás el veneno también empezaba a hacer estragos en su sistema. Pasó un tiempo así, en total silencio. Hasta que, una voz surgió, apagando el silencio de manera inesperada.

―Bardock… ―la infantil voz de Suna se hizo oír débilmente. El saiyajin volteó a verlo al instante, notando como el chico había abierto los ojos, y su respiración parecía ser menos pesada. Los temblores también se habían detenido. Bardock se preguntó la razón pero tampoco podía evitar sentir alivio ante la milagrosa mejora. Entonces, el niño prosiguió―. Gracias por ayudarme…

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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