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─¿Por qué siento que hay algo de lo que no nos enteramos? ─consulta Minho en un susurro y Han Jisung eleva los hombros.

Ambos iban caminando con tranquilidad por el campus de la universidad, como hacían cada vez que tenían esos pequeños bloques de tiempo libre. Era mucho más terapéutico de lo que parecía, no obstante, les llamó muchísimo la atención el que tantas miradas estuvieran sobre ellos como si fuesen animales en un circo.

─Tal vez lo de siempre... ─contestó de la misma manera, aunque rápidamente se giró a verlo con el ceño fruncido─. ¿No habrás hecho algo extraño en el laboratorio, verdad?

─¿Qué dices? El laboratorio es sagrado para mí.

La primera mentira, porque si es sincero, ha hecho travesuras en ese laboratorio tanto como cambia de ropa cada día  Sin embargo, sabe que el hecho de que media universidad lo vea pasearse por el campus con su novio tomado de la mano, no tiene nada que ver con sus pequeños errores del laboratorio.

O eso espera.

─Mira ─Jisung se agacha y recoge un papel arrugado, con letra impresa y lo que parece ser un pequeño mensaje.

─¿A quién se le declararon esta vez?

Había sucedido en una ocasión, un chico de medicina se declaró a su supuesto ligue y le pidió que fuese su pareja por medio de una gigante cartulina, flores y chocolates. Muy a la antigua, quizás el ser hijo de un militar retirado le había fundido el cerebro.

Y por supuesto, al chico lo rechazaron. Al parecer, había confundido toda la situación y el berrinche que hizo estuvo en boca de todos durante meses.

Pero antes de que pueda inclinarse para leer de lo que se trataba, Han Jisung abrió sus ojos muy grandes y volvió a arrugar el papel, por poco escondiendolo tras su cuerpo. Minho lo quedó mirando, ceño fruncido y la curiosidad que comenzó a picar en todo su cuerpo.

─¿Qué decía?

─Nada.

Está mintiendo, Jisung siempre fue un mal mentiroso.

─¿Qué decía? ─vuelve a preguntar y su novio se remueve en su lugar, incómodo e inquieto─. Vamos, no creo que sea algo tan grave...

─No es nada ─y tiene la audacia de mover su mano para restarle importancia al tema, pero su voz tiembla y la sonrisa se ve demasiado forzada─. Solo unos apuntes... A alguien se le debieron haber caído. Mejor vámonos...

Minho no se mueve, solo necesita dejar salir su agilidad de años de baile en casa, y en un pestañeo, tiene el papel arrugado en su mano.

─¡Solo quiero ver! ─exclama, llamando la atención del resto de personas en el campus.

Jisung se lanza en su espalda y hace el intento de quitárselo, pero Minho es mucho más rápido. Sabía que iba a perder, pero aun así puso de su parte para evitar que leyera el contenido en ese papel maldito.

─¡Ya te dije que no es nada!

─Si no es nada, déjame...

Cae de sus manos sobre el cesped, Jisung lo suelta y se lanza para atraparlo, su cuerpo duele con el impacto, pero ese dolor es mínimo a los que ha tenido que sentir toda su vida. Minho se recuesta sobre su cuerpo mientras ríe, una vez más, teniendo el maldito papel en sus manos.

Y lo abre allí, recostado sobre su novio y bajo la atenta mirada de varios chismosos a su alrededor, quiénes veían con ojos divertidos y curiosos.

─¿Qué?

Jisung cierra los ojos y suspira. Ya era demasiado tarde.

Ambos se reincorporan, sentados en el cesped del campus, cuerpo con cuerpo y las letras impresas frente a ellos.

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