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Dichosos son aquellos que deciden luchar a pesar de que sus corazones sean cobardes. El otoño ha llegado a la ciudad junto con enormes nubes grises, amenazando con llorar por la zona donde crecieron. Sus sentidos se han oscurecido y no queda nada, solo el sonido del viento golpeando las paredes que de pronto los han atrapado.

─No nos van a dejar salir ─Jeongin murmura, observando con cierto disimulo hacia las grandes puertas que solían abrirse todas las mañanas en una semana agotadora.

Hyunjin emite un sonido estrangulado.

─No tengo idea qué mierda ha planeado ─Minho escupe con rabia, ha estado en eso desde que llegaron, apretando sus manos tan fuerte que sus nudillos se encuentran blancos─. Debemos encontrarla, al menos Hyuck ya se encuentra a salvo.

El resto asiente con sus cabezas, si antes habían dudas y miedos, entonces desaparecen. Vuelven a sentirse jóvenes, incluso si sus edades reflejan que siguen en sus mejores años, pero ha pasado tanto tiempo desde la última vez que actuaron sin pensar, que inevitablemente despiertan a sus almas rebeldes y alocadas. Recuerdos de adolescentes corriendo por los pasillos de la escuela, gritando sus emociones a los cuatro vientos, viviendo como si la tragedia no estuviese al final del camino.

Si nacemos sabiendo que vamos a morir, ¿entonces por qué le tenemos tanto miedo a desaparecer?

─No recordaba la escuela tan grande...

─Se siente extraño ─Renjun responde a las palabras de Park Jisung, cambia el peso de su cuerpo de un pie a otro. Nunca fue inquieto, solía permanecer en el mismo lugar durante horas, disociando la realidad y ajeno al tiempo, pero de pronto, se ha convertido en el niño más hiperactivo del salón─. ¿Y Mark?

Minho hace un movimiento con su cabeza, pueden ver en el segundo piso a Mark Lee, ya no hay tensión en sus hombros, es evidente que muchas muertes se quitaron de sus hombros al tener a Donghyuck en sus brazos nuevamente.

─Empezando sin nosotros ─Hyunjin hace un sonido con la boca, hace estiramientos que confunden a los demás y se recto cuando termina─. Vamos a buscarla entonces. Para esto fuimos creados.

─¿Creen que siga aquí? ─Park Jisung rasca su nuca.

¿Por qué ella se quedaría en la escena del crimen? Debió huir cuando pudo, si Donghyuck está aparentemente bien, eso significa que su juicio será próximo. No hay razón para permanecer en esa escuela reconstruida, caminando por las aulas que tanto parecía odiar cuando trabajaba allí, viendo a los viejos adolescentes regresar con más, dispuestos a hacerla caer de su cima falsa de éxito.

El mal presentimiento es una realidad borrosa para todos, saben que se encuentra allí, pero prefieren ser jóvenes otra vez y pretender que todo saldrá bien, que las consecuencias no existen en su mundo rebelde.

─No habrían todos esos idiotas fuera de ser el caso ─Changbin le responde─. Estaban vestidos de negro, es evidente que deben estar cuidando algo. Alguien, en este caso.

─Claro, pero...

Sus palabras se ven interrumpidas por los pasos apresurados de otra persona, giran sus rostros casi al mismo tiempo, atentos a cualquier inconveniente que pueda hacerlos perder el equilibrio, de pie sobre un barril de cerveza y con la soga en sus cuellos, los están acabando igual que a las brujas en la inquisición. Es normal que sus cuerpos anticipen el peligro, como si así pudiesen salvarse de la inminente muerte. Una vez han sido cazados, ya no pueden escapar del destino.

Para el relajo de sus músculos y los latidos de sus corazones, aquella presencia no es nadie más que Zhong Chenle, un antiguo aliado que los escondió en su hogar cuando estaban huyendo de la muerte. Estufa caliente, vino reservado para sus copas sobre la mesa de madera antigua.

Dream BabiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora