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─Lo voy a matar.

Renjun suelta una corta y suave risita, sus ojos fijos en el rostro cerca del suyo, la cabeza descansando en su pecho y las piernas envueltas por su cintura como si pertenecieran a ese lugar. Seungmin lo está abrazando con la misma fuerza, ambos sobre la cama de él.

Porque después de tantos sucesos inesperados, lo único que deseaba era hundirse entre sus brazos de una buena vez para olvidar todo.

─Por supuesto que no ─murmura, soltando un largo suspiro─. No es necesario...

Seungmin chasquea la lengua.

─Es literalmente una razón para ir preso, tú no me dirás lo que puedo hacer y lo que no ─está enojado, demasiado. Lo nota por su frente arrugada y la intensidad en su mirada. Seungmin siempre fue el tipo serio, amargado en algunas situaciones, pero jamás se enfadaba porque nada solía salirse de sus manos─. Y es obvia la razón por la que piensas que es una exageración.

─Yo no creo que sea una exageración, Seungmin...

─¿Pero?

Moja sus labios, lentamente quita el agarre de Seungmin de su cuerpo y se sienta en la cama de la misma manera. Hay tristeza en su mirada, aquel enfrentamiento le hizo revivir momentos que no quería, que había enterrado muy profundo, metros bajo la tierra. Tener que quitar las flores que habían crecido allí es lamentable, porque le recuerda que no puede solo olvidar a los muertos y hacer como si nunca hubiesen existido.

─Pero las personas como yo nunca ganamos nada, no hay manera de que pueda derribar a alguien como él o como todos ellos.

Seungmin también se sienta en la cama, su rostro se relaja, no lo mira enfadado, porque no lo está con él. Son las situaciones injustas que ha tenido que vivir Renjun las que le hacen hervir la sangre, la manera en que él se ve a sí mismo, el hecho de que esté acostumbrado a siempre perder, a conformarse con perder incluso lo que le pertenece. Piensa que no podría amarlo tanto, pero entonces recuerda todo lo que ha tenido que vivir y se da cuenta de que llegó a su vida justamente para eso.

Para recordarle que no se trata solo de cruzarse de brazos.

Para enseñarle a no rendirse tan fácilmente, a ver el mundo con otros ojos, desde una perspectiva diferente y alejada de la que se le enseñó y con la que tuvo que crecer.

─Tú tal vez no puedes ─le dice en un tono mucho más suave, mientras toma sus manos entre las suyas, aunque rápidamente agrega─: Pero yo sí.

El más bajito ríe y niega con su cabeza.

─No te hare cambiar de opinión, ¿verdad?

─Si no quieres pensar en ti mismo, piensa en todas las personas que podrían salir perjudicadas por un tipo como ese. Es injusto que haya un demente por ahí con diagnósticos médicos... Te lo repito, es un delito.

Renjun entiende, por supuesto que lo hace, pero hay una pequeña parte dentro de sí que sigue teniendo miedo. No está acostumbrado a luchar, porque cada vez que lo hacía, venía alguien a recordarle su valor, a decirle que no podría lograr nada porque nunca nadie le va a creer.

─¿Y el demente no soy yo, Seungmin? ─pregunta en un susurro.

Seungmin lo atrae a sus brazos una vez más, el rostro de Renjun acaba nuevamente en su pecho, escuchando los latidos desenfrenados de su corazón salvaje. Sigue sin poder creer que ese chico realmente siente algo por él, que no es otra mentira de las tantas que fueron parte de su vida en algún momento.

─¿Y qué si así fuese? ─él responde de la misma manera, ambos susurrando, dentro de una habitación gigantesca, muy lejos de la horrible sociedad─. Tú mismo lo has dicho, a nadie debería importarle, ni siquiera a mí.

Dream BabiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora