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El frío recorre sus manos como si estuviese en la Antártica, tiene que frotarlas varias veces entre sí y en sus propios jeans, para así crear un poco de calor y no morir con sus dedos gélidos. El invierno definitivamente había llegado, las mañanas eran extremadamente heladas y las noches se le hacían eternas. A decir verdad, nunca antes había deseado tanto llegar a su casa para acurrucarse bajo una manta o tomar un café muy caliente, por muy mal que le haga luego.

Camina por los pasillos a paso lento, se separa de su hermana un instante, el receso que ambos merecen para aclarar sus mentes. Ella va a escuchar un chisme con sus nuevas amigas, mientras que Donghyuck... Casi lo mismo.

En realidad, no son tan diferentes.

Va con la cabeza gacha, por lo que no logra ver como varios lo miran y señalan, su mente en otro mundo y el frío que no le permite concentrarse, así que simplemente es ajeno a las miradas curiosas, los susurros y el repentino interés en él. No es hasta que Donghyuck saluda amistosamente a uno de sus compañeros y este lo ignora, que nota que algo no anda bien. Extraño.

─Tal vez no me reconoció ─murmura para sí mismo y sigue su camino. No le da la suficiente importancia.

Sin embargo, se repite nuevamente unos cuantos pasos más adelante. Saluda a un grupo que vio en química y no le responden, de suerte le regresan la mirada. Esta vez, su antenita de la curiosidad se eleva.

Pasa una vez más.

Y otra.

Hasta que no puede seguir ignorando la situación.

Donghyuck se detiene abruptamente en medio del pasillo, observa a las personas cercanas y descubre que hay muchos ojos sobre él, tantos que se siente un poco mareado de inmediato. Algunas de esas personas no las había visto nunca antes en su vida universitaria, y aun así, le veían como si fuese el centro de la misma institución. Y a decir verdad, Lee Donghyuck dejó de sentirse de esa manera hace bastante.

Quiere preguntar qué es lo que está mal o por qué lo ven como si tuviese las respuestas a todos los problemas mundiales, pero las palabras quedan atascadas en su boca, porque de todas maneras, tiene la leve sospecha de que nadie le va a responder.

Finalmente llega a su destino.

Se encuentra con los chicos casi de inmediato, estos ubicados en un rincón en el gigante campus de la universidad, muy abrigados y bajo un cálido rayo de sol que les brindaba un poco de tranquilidad entre tantos conflictos; los gorros, las bufandas y las chaquetas anchas se habían apoderado de la vestimenta aquel día. Solo faltaban Felix, Chenle y Jeno.

─Saben, creo que...

─¿Te ignoran? ─consulta Minho, apresurándose a los hechos. Tiene las manos ocultas en los bolsillos de su pantalón y mira al resto con ojos algo distantes─. Ya nos dimos cuenta de eso.

Donghyuck frunce el ceño y suelta una pequeña risa, no entiende, y a la vez, siente un poco de pánico.

─¿De qué estás hablando?

─También nos ignoraron a nosotros ─Changbin aclara, mantiene sus labios en una línea, mientras espera a que Donghyuck termine de procesar la información; su rostro es un verdadero poema─. Supongo que se debe a las notas, aunque no sé como llegaron a la conclusión de que somos el problema.

─Ni siquiera eran cosas controversiales...

─No pareció importarles lo suficiente ─Jaemin habla, tiene cara de estar harto de todo y todos.

El silencio reina unos minutos, cada uno en su propio mundo, haciendo sus propias teorías y cuestionándose a sí mismo que es eso tan terrible que los había orillado a ese extremo. ¿Que acaso ser ignorados por la universidad no es una razón suficiente para pensar que hicieron algo mal?

Dream BabiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora