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Jisung está divirtiéndose con sus amigos cuando la nube gris se posa sobre él.

Lo debió haber sabido, quizás hubiese cambiado el futuro de alguna u otra manera. Porque, para empezar, hace muchísimo tiempo que no veía tantas personas en la casa de su novio, ni siquiera a su propia familia, así que, debió imaginarse que podía significar algo más. ¿No son las fiestas para dar comienzo a nuevas cosas y también para despedirse de otras?

Como sea, sabe también que no es muy bueno uniendo puntos, le podrían estar mintiendo en la cara y no se daría cuenta. No por ser inocente o un tonto directamente, sino por la negación y el terror vivo a los conflictos.

─Hikaru apesta ─Juyeon se queja a su lado, al mismo tiempo que empuja suavemente a la chica en la dirección de Chaeryeong.

Jisung, sin pensar que sus propias acciones podrían condenarlo, se acerca a molestar a la chica. Como siempre ha hecho, ¿por qué debería ser diferente?

¿Por qué algo tendría que cambiar?

─Eres un asco ─él menciona, aunque no hay una mueca de desagrado en su rostro. La chica ha sido horrible con Jisung desde que la conoció, pero tampoco es sincero con sus palabras, no la odia como ella a él─. ¿Qué crees que están pensando tus correctos padres sobre ti?

Hikaru se tambalea, caminando en su dirección.

─Tú ─le señala con el dedo índice, sin dejar de moverse de un lado a otro, incapaz de mantenerse de pie─. Maldita mierda...

─Vaya, sí que sabes insultar ─se burla.

─Te odio tanto ─ella mueve los labios con exageración, como si intentase grabar sus palabras en la piel de Park Jisung, dejarlas como un tatuaje doloroso que no sana nunca, que le arda y queme─. Te odio mucho...

A diferencia de Jisung, Hikaru sí se escucha bastante sincera. No tiene la menor idea de cómo han funcionado durante esos dos años en la universidad, todavía le sorprende que uno no haya acabado con la vida del otro. Y a juzgar por la manera en que la chica le habla, los acercamientos peligrosos y la forma en que sujeta aún la botella de vidrio entre sus manos pequeñas, le consta que ella sería la primera en atacar.

Sabe que si le dieran la oportunidad de clavarle una flecha en el pecho, no dudaría en hacerlo y sonreír mientras la sangre brota como una cascada.

Pero hay algo diferente en ella.

Los ojos oscuros brillan por un segundo que no pasa desapercibido para él, la mueca de asco se transforma en seriedad y el agarre de la botella ya no está a punto de reventarla con su fuerza, de tal manera que solo falta un poco más para que esta se estrelle en las baldosas que tan bien conoce.

─Te odio porque no eres mío ─suelta finalmente; las palabras y la botella de vodka.

Jisung retrocede tan rápido como las palabras sin veneno se escapan de la boca con maquillaje corrido y el vidrio se quiebra en mil trozos, pero ni el mejor de sus movimientos en clases pudo anticipar la coreografía totalmente desconocida que nunca quiso interpretar.

Labios suaves tocan los suyos, es un choque brusco y que hace doler sus dientes de inmediato.

Hikaru no insiste demasiado con ello, solo presiona sus labios con sabor a uvas y whisky sobre los suyos. Debería ser un beso inocente, una acción que eleve a las mariposas en su interior. Pero no lo hace.

Se separa tan rápido como el toque llega, su corazón es víctima de cuchilladas que se clavan en el pobre órgano, se le revuelve el estómago y es simplemente repugnante. Nunca antes le había dado un beso a otra persona que no fuese su actual pareja, de solo pensarlo le dan náuseas, y ahora que sus labios de color sandía fueron manchados con el violeta del vodka que tomaba Hikaru y el labial rojo, quiere vaciar su estómago.

Dream BabiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora