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─Esto es un poco aburrido.

Jaemin asiente con la cabeza ante las palabras de Jisung, pierde la concentración rápidamente y le presta atención al rostro cansado de Park Jisung. Las ojeras, los labios secos y la piel amarillenta, casi como si estuviese enfermo.

─¿Cómo estás? ─le pregunta en un susurro.

El chico simplemente sonríe, pero no muestra sus dientes, no hay cejas alzadas en su típica señal de burla, no hay chistes, no hay risas. Solo un Park Jisung roto, tan herido que le duele verlo, tan herido que, si le pusiera un poco más de atención, podría ver las heridas sobre su piel, la sangre que brota de cada rincón de su cuerpo agotado. Jaemin sabe que si mira un poco más, incluso puede ver su reflejo en el rostro de Jisung, porque ya no es él.

Ya no es Jisung.

─Vivo ─responde con una mueca.

─No es lo mismo estar vivo que sentirse vivo, cielo.

─Lo sé ─asiente con la cabeza─. Pero no recuerdo cómo era sentirse vivo, solo estoy funcionando en automático... Pienso que es así como debería ser, solo soy la misma persona de siempre.

La mirada de Jaemin se suaviza, hasta que sus ojos están brillantes y bañados en tristeza. Jisung nota el cambio repentino en su actitud y siente una punzada en su pecho, porque él está bien con fingir, pero es diferente cuando se da cuenta de que no convence a los chicos, y en cambio, solo ven que se destruye.

Lo vieron crecer y también lo ven desvanecerse.

─No es bueno ocultar lo que sientes, Jisung ─dice con la sinceridad intacta, entre alientos y experiencias crueles que le hicieron darse cuenta de ello─. Te va a sobrepasar, en algún momento tendrás que gritar que estás cansado y ya no puedes más. ¿De qué sirve mentirte a ti mismo si sabes que aquí ya nada es igual? ─toca el pecho de Jisung y detiene su respiración.

Porque cuando son jóvenes piensan que el mundo se puede detener por ellos, piensan que tienen todo lo que necesitan, por muy pequeño e insignificante que sea para los adultos. Lo cierto es que el mundo no se detiene, el tiempo sigue avanzando, las estaciones pasan, los días se convierten en meses y los meses se transforman en años. Las necesidades se vuelven costosas y las responsabilidades ocupan las horas que solían ser de diversión, ya no hay rebeldía y es muy fácil agachar la cabeza y callar una opinión para permanecer en el mundo de los adultos.

Todo es tan gris y aburrido que se convierten en uno más del sistema.

Y Park Jisung creyó de manera genuina que jamás sería uno de ellos, pensó desde la inocencia de la niñez y la ignorancia de la adolescencia que sería feliz por siempre, que los muros a su alrededor que solían protegerlo no podrían terminar por aplastarlo, que no vendría un terremoto y haría trizas su pequeño pueblo.

─¿Tú crees que algún día esto pueda sanar, Nana? ─su tono de voz cambia, es ronco y un poco débil, como si pudiese cqu

─Solo si lo quieres, Jisung.

El recién nombrado suspira y baja la mirada a sus zapatillas que solían se blancas en tiempos de gloria. Y le gustaría reír, porque desde ese día, incluso lo material perdió su valor.

─Es que ese es el problema ─comienza hablando, su voz cada vez más aguda y el nudo en su garganta que le impide expresarse como desea─. Yo no quiero sanar, no quiero tener que olvidarlo... ¿Acaso esto es tan egoísta?

Jaemin niega con la cabeza y se acerca para abrazarlo por los hombros.

─Entiendo que quieras ser egoísta ─susurra en su oído, sus propias manos suben y bajan por la espalda ancha de Jisung, mientras que las contrarias lo sujetan con fuerza─. Pero piénsalo bien. ¿Es justo que seas egoísta contigo mismo?

Dream BabiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora