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Meses después.

Luego de aquel suceso que le cambió la vida casi por completo, pudo haberse convertido en una persona amargada y sin esperanza alguna, perdiendo su ancla que lo mantenía cuerdo. Pero Minho nunca fue de ese tipo.

Le frustra bastante, a veces, quiere encerrarse en su habitación y no salir más, pero son momentos tan efímeros como la calada de un cigarrillo. La sensación dura mucho menos que el tabaco. Solo que hay días en los cuales recordar se siente similar a apuñalarse el corazón él mismo.

Y al segundo después, se siente bastante tonto.

Lee Minho ha sobrevivido no solo una vez al fuego, sino dos, incluso podrían ser más. Rendirse nunca fue parte de sus planes.

─¿Estás seguro de que puedes? ─Jisung consulta con inseguridad en su voz, mirándolo de pies a cabeza en un rápido movimiento.

Minho, sostenido de dos soportes a cada lado de su cuerpo, asiente con la cabeza.

─Amor, que poca fe me tienes.

Su novio rueda los ojos.

─No se trata de eso ─dice, mientras se cruza de brazos sobre su pecho, Minho pierde un poco el tiempo observando los músculos formados en aquella zona, siente que se le hace agua la boca y olvida lo que iba a hacer por un instante─. Pero si te golpeas, quedarás peor de lo que ya estás.

─Que manera tan hermosa la tuya de llamarme estúpido ─bromea, alzando una ceja, y Jisung solo ríe.

Es capaz de sostenerse sobre las colchonetas debajo de sus pies, el problema comienza cuando suelta las manos de los fierros que lo ayudan a mantener el equilibrio. Se puede el cuerpo, eso es lo bueno, su doctor le dijo que era una señal increíble, lo que le cuesta es recordarse a sí mismo de que podrá.

Por supuesto que lo hará.

Una vez no le dé vergüenza caer de cara frente a todo el mundo.

─Me avisas si no logras mantenerte ─Jisung murmura, retrocediendo unos pasos para darle espacio.

Minho llena sus pulmones de aire y se suelta antes de arrepentirse. Es extraña la sensación en su cuerpo, el hormigueo que comienza en su espalda baja y se extiende por sus piernas, hasta la punta de sus pies. Al menos, le tranquiliza saber que puede sentirlas. Hubo un momento de todo ese proceso en el cual pensó que un día ya no lo haría más y que ese sería su fin. Pero nada de aquello sucedió, sigue siendo consciente de cada rincón de su cuerpo, sabe que está ahí, sabe que es suyo.

Da tres pasos con dificultad, concentrándose en caminar y no en el millón de distractores que hay a su alrededor. Levanta un poco la pierna para dar el cuarto, sin embargo, pierde el equilibrio y cae de rodillas sobre la colchoneta.

Aun así, hay aplausos que explotan por todo el lugar, rompiendo el repentino silencio.

Ni siquiera tiene que mirar hacia atrás para saber de quién se trata, sonriendo con anticipación y viendo a Jisung acercarse por el lado en el que antes estaba.

─¡Eso fue increíble! ─Donghyuck exclama, no deja de aplaudir hasta que ya se encuentra a unos metros de distancia. Vestido con un pantalón negro, una camiseta delgada, cabello desordenado y el mejor de sus accesorios; Mark.

─No exageres ─ríe.

─No estoy exagerando ─suspira dramáticamente─. Lo estás haciendo increíble.

─Podría ser mejor ─comenta, y viendo a ambos hacia arriba, se sienta sobre las colchonetas─. Pierdo el equilibrio demasiado rápido.

─Nadie está pidiendo que seas mejor ─Mark habla con un tono serio.

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