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La mayoría de novelas comienzan con su personaje principal, el cual, a lo largo de la historia, intenta encontrar su propósito de vida, la razón que lo ha llevado a convertirse en quién es, lo que debe hacer y lo que realmente necesita. También hay novelas que comienzan con sucesos del pasado, entregándole al lector una vista del porqué de varias situaciones, a veces, los mismos personajes son incomprendidos, hasta que cuentan las historias de todas sus cicatrices.

Y, totalmente por el contrario, hay personajes que escriben su novela solos, personajes que van más allá de lo que se les tenía pensado inicialmente, personajes que olvidan que son solo eso, una marioneta del autor. Rompen la cuarta pared, escriben sus propios diálogos, encuentran el amor sin siquiera buscarlo, se convierten en héroes o villanos que serán recordados por el resto de los tiempos. A raíz de esto, el lector puede amarlos u odiarlos, ¿pero qué más da si escribió su propia historia?

Y Lee Jeno, es uno de ellos.

Comenzó siendo un proyecto en la vida de sus padres, un ser que no sabían como podría afrontar lo complicado de existir. Tras el peor abandono de su terrorífica existencia, pensó que ya no quedaban razones para continuar con historia, pasando de ser un cuento infantil a un libro corto con las ultimas paginas arrancadas. Por supuesto, sin saber en ese entonces que podía tomar un lápiz y comenzar a escribir.

Las paginas en blanco se fueron rellenando poco a poco, incluyó humor, aparecieron nuevos personajes secundarios, hubo un ambiente fuera de su casa, y por fin, pudo ubicarse en un estante junto a otros libros sin sentirse avergonzado por lo lamentable que era la portada.

Sin embargo, la historia de su vida no termina solo ahí.

─¿Crees que esto acabe pronto? ─pregunta en un susurro, y a pesar de que hay otra persona frente a él, siente que esta consultándole al viento.

Jaemin lo mira con sus oscuros ojos café, termina de arreglar su corbata y se toma su tiempo para responder. Porque, para ser sincero, no está muy seguro de saber lo que Jeno quiere escuchar.

─Esperemos que así sea.

Hay un cambio de escena en el ultimo capítulo escrito en la historia de su vida. Jeno camina con la cabeza mirando sus relucientes zapatos, vestido con un traje negro que prometió jamás vestir, ya que nunca fuero su estilo, lleva un ramo de rosas azules y puede sentir que el ambiente está a punto de tornarse mucho más tenebroso de lo que ya era. Logra ver al resto de los chicos, algunos como Park Jisung o Minho no tienen un traje encima, pero sí van vestidos de negro y se comprende su intención.

Aunque Jeno sigue sin estar seguro de si necesita tanto respeto como el que se le está dando en ese preciso instante.

Saluda con un asentimiento de cabeza a uno de los trabajadores sociales esperando por él, hay más de ellos alrededor y los mismos encargados del cementerio, Jeno piensa que es un trabajo bastante lamentable. ¿Como puedes seguir bien después de ver tantas muertes y llantos al día? ¿Llegas a un punto donde nada de eso te interesa?

De todas maneras, sabe que él tampoco puede cuestionar lo suficiente, ya que su futuro trabajo se basa en las desgracias que le ocurren a los demás. Prefiere verlo de un lado más optimista, aunque muy dentro de sí sabe que es exactamente lo mismo.

─Jeno... ─Hyunjin le llama una vez están cerca, él acorta la distancia y lo abraza con fuerza. No quería tener ese tipo de demostraciones aquel día, pero sería un completo mentiroso si dijese que no lo necesitaba.

Sería un completo mentiroso si negase lo único que necesitaba en ese instante.

Todos los presentes se acercan para decirle palabras que le entran por un oído y le salen por el otro, es incapaz de mantener su atención fija, no cuando el ataúd está solo a unos metros de distancia. Atormentandolo.

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