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Tal vez, todos sus sueños se estaban cumpliendo de pronto. Tal vez, los dioses se habían apiadado de él.

Suspira con el calor entre sus brazos y pecho, no sabe si es por la calidez que le provoca la situación o porque simplemente tenía a Minjeong completamente dormida entre sus músculos. Sí, Jaemin había empezado a ir al gimnasio por aburrimiento, necesitaba despejar los malos pensamientos y no quería volver a caer en lo mismo una vez más. Ni siquiera se dio cuenta de la masa muscular ganada, hasta que vio a ese pequeño vuelto de dos años entre ellos.

Es hermosa, con un cabello negro hasta sus hombros, pequeñas ondas se le hacían al final de este, muy brillante, como mirar al cielo en una noche estrellada. Posee unos ojos de media luna de la misma tonalidad, su piel es blanca, aunque está seguro de que en un par de años estará más tostada. Sus pestañas son hermosas, casi chocando con sus diminutos pómulos. Estaba viendo a la copia femenina y tierna de Lee Jeno, como si hubiese sido hecha para ser su gemela.

─Te va a doler la espalda.

Levanta la mirada, encontrándose con Jeno mirándolo desde la puerta. Ese era el mismo escenario de todas las noches. Y por alguna razón, Jaemin se sentía demasiado bien con ello. Completo.

─Probablemente ─ríe con dulzura─, pero es tan linda. Podría verla por siempre.

─Me voy a poner celoso ─exclama Jeno, adentrándose en la habitación con pasos lentos. Hay tantas cosas por decir, pero sinceramente, no tiene ni la menor idea de por donde debería comenzar. ¿Como explicarle a Jaemin lo que quiere sin parecer un demente?

Aunque no necesita hacerlo, limpia el sudor de sus manos en su propio pantalón y esa acción es más que necesaria para que Jaemin diga:

─¿Qué pasa?

Casi pega un salto, por supuesto, no le sorprende en lo absoluto. Jaemin lo conoce incluso mejor de lo que él hace. No es nada nuevo que anticipe las palabras y acciones de Jeno, incluso antes de que este mismo piense en hacerlo. Es su otra mitad, después de todo. Tenía el título más que ganado y merecido.

Llena sus pulmones con aire y muerde su labio inferior inevitablemente; una nueva costumbre que había adquirido cuando se sentía nervioso.

─Voy a adoptarla.

Jaemin levanta la mirada lentamente, como si estuviesen en una película, incluso puede escuchar la música de fondo junto con el latido pesado de su corazón, bombeando tanta sangre como es posible. Llega hasta sus mejillas, pintándolas de un rosa suave.

─¿Adoptarla? ─pregunta en un susurro, deja de prestarle atención a la niña─. ¿Así como una... hija?

Jeno asiente con la cabeza, bajo el radar de los ojos café de su novio, abriéndose tanto como era posible. Si es sincero, también es algo extraño para él. Toda su vida huyó de lo mismo, demasiado espantado por temores del pasado y errores externos a su persona, castigándose a sí mismo y a todos por ello. Le cuesta decirlo en voz alta, pero hace muchísimos años que no se sentía tan seguro de una decisión propia.

─No lo sé, siento que parece una locura ─admite por lo bajo, mirando a la niña, quién dormía tranquilamente en los brazos de Jaemin─. Pero ella lo merece.

─¿Y tú?

La pregunta lo confunde, arquea las cejas y el otro chico decide hablar nuevamente.

─¿Qué es lo que mereces tú, Jeno? ─cuestiona, mientras deja la niña en el centro de la cama con cuidado y lentitud para que no fuese a despertar, cuando lo logra, regresa a su lado─. Entiendo que quieras hacer esto por ella, es lindo, pero si...

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