Dream Babies

108

Para Seo Changbin, el escapar de la realidad se convirtió en un buen método, en el cual puede ordenar sus ideas y no ser el mocoso impulsivo que fue alguna vez en su vida. Los años lo convirtieron en la persona que siempre deseó ser, incluso sus propias palabras se ablandaron con el paso del tiempo, de manera que realmente es a quién el resto busca. Ya no más segunda opción, ya no más disconformidad consigo mismo.

El problema de crecer es que lo haces sobre los recuerdos, las experiencias son utilizadas sobre como escalones para seguir subiendo y llegar a un nivel donde no los necesite más. O donde no lo recuerde.

El problema de Changbin es que, en realidad, no es muy bueno olvidando.

Ha subido bastante, ha aprendido más de lo que él mismo pensó que haría. Si se encontrase con el adolescente rebelde de su juventud, no sabría cómo demonios explicarle el cambio drástico en su vida, las personas que habían aparecido y las que ya se fueron. Ha subido tanto que se siente bastante en paz, no obstante, él sí mira hacia abajo, porque piensa que olvidarse de las razones que lo llevaron hasta allí, es casi como faltarse el respeto.

Camina por la orilla del lago con su celular colgando de su mano izquierda, arrastra los pies por sobre las pequeñas piedras y siente la suave brisa impactar su rostro como mover los cabellos desordenados que caen en su frente. Se siente un poco intraquilo, hay preguntas que sigue sin encontrar su respuesta, misterios sin descubrir y sentimientos tan latentes como las estrellas sobre él.

Es casi como cuento su vida.

Una novela con un final inconcluso, el personaje encuentra la luz, pero la autora aún no.

Tiende a cuestionar absolutamente todo, tal vez solo por eso ha logrado avanzar, porque su curiosidad lo lleva a lugares donde no debería estar, pero es justo en el momento indicado. Como si en el libro de su vida hubiesen dos opciones para cada desenlace.

Observa la cabellera negra moverse con el viento, el rostro pequeño ligeramente fruncido (probablemente por frío) y las pecas danzando en sus mejillas, justo como las estrellas en aquella clara noche.

─¿Tú no deberías estar en casa?

Felix lo mira desde la distancia con el rostro ladeado, tarda un poco en comprender sus palabras, Changbin imagina que el funcionamiento de su cerebro es diferente a como solía ser antes. Después de todo, regresar de la muerte no es cualquier efecto secundario.

─Me gusta salir de noche ─es todo lo que dice él, se acerca poco a poco, hasta que se encuentra a su lado y ambos están observando el lago─. ¿Tú qué haces aquí? Yo vine porque necesitaba caminar y Jeno me dijo que era tranquilo este lugar...

─Supongo que también necesitaba caminar.

Asiente lentamente y las palabras se van junto con las hojas que se lleva el viento. Changbin no se atreve a mirarlo, siente que hay algo sumamente incorrecto en ello.

Porque no es Felix.

No importa cuánto intenté buscarlo, esa persona ya no regresará. No tiene ni la menor idea de quién es el chico en su lugar, no sabe adónde fue y qué está haciendo con su vida. Es absurdo verlo por más tiempo del necesario, ya que no importa qué tanto busque respuestas, él jamás se las dará.

Por el rabillo del ojo se da cuenta que Felix busca algo en sus bolsillos, por un instante piensa que sacará un cigarrillo, pero en cambio, de su chaqueta sale una polaroid que le congela la sangre.

─¿Sabes que el cuerpo también tiene memoria? ─consulta en un tono bajo, casi inentendible debido al viento─. Yo me estaba preguntando por qué sentía que te conocía de otro lugar, no podías solo haber sido alguien a quién vi pocas veces.