102

1.3K 290 172
                                    

Sus recuerdos se encuentran borrosos, bajo sus pies hay un terremoto, algo que no le permitirá salir con vida tan fácilmente. 

Y es cierto, porque no existe manera de que pueda vivir después de ello, se siente pisoteado, como si una manada de animales gigantescos hubiesen pasado sobre él. Las manos le tiemblan, escondidas en los bolsillos de su sudadera

Su madre esta sentada en el sofá cuando lo ve entrar, totalmente ido, fuera de lugar, casi muerto. Jisung no dice nada, a pesar de que ella lo recibe con su característica sonrisa cálida y los brazos abiertos desde el lugar en que se encuentra. No cree que pueda seguir fingiendo que nada está sucediendo, no cree tampoco que ella simplemente ignore lo que es suficientemente obvio, y aun así, Park Jisung hace el esfuerzo de seguir con sus engaños, con la fantasía e ignorando el desamor en la puerta de casa.

Emprende su viaje hasta su cueva, donde tiene pensado estar escondido hasta que deje de sentir que le están arrancando el corazón. Por supuesto, la voz de su madre no lo dejo ir muy lejos.

─¿Cielo?

Jisung se detiene en seco, el nudo en su garganta creciendo cada vez más y las lágrimas acumulándose en sus ojos.

─¿Pasa algo, amor?

─Se va a casar... ─susurra, palabras que le ha dolido siquiera pensar desde que se entero. Se gira en dirección de su madre, no es más que un viejo trapo que ya fue utilizado tanto como debió─. No era una mentira, después de todo.

Su madre tiene la boca abierta cuando Jisung se acerca al sofá, pone una rodilla sobre este y el otro pie lo deja colgando, mientras se inclina para abrazarla. Ella no tarda en corresponder el gesto, acaricia su espalda y susurra palabras que Jisung no llega a comprender, porque para ese entonces, ya tiene las mejillas completamente mojadas por las lagrimas y los oídos tapados.

─Oh, mi vida... ─y no es como si ella pudiese decir algo más que eso, no puede hacer nada más que darle suaves caricias en su espalda y esperar a que Jisung termine de desahogarse.

Es difícil sanar un corazón roto, necesita tiempo y muchísima paciencia, especialmente si se trata del corazón de un niño que no sabía hacer nada más que amar. Alguien que no solo amaba con su corazón, sino también con su alma, entregado totalmente a la idea del amor, amante del romanticismo, un fiel creyente de que aquel sentimiento existe.

¿Cómo puedes dañar a quién no ha hecho más que amarte?

¿Cómo puedes acabar con los sentimientos más puros que alguna vez conociste?

¿Cómo puedes fingir que nada de aquello fue real?

Jisung levanta un poco la cabeza y limpia sus propias lágrimas con brusquedad, cae en el sofá como un peso muerto, incapaz de seguir de pie. Sooyoung lo mira en completo silencio, se inclina para ser ella quién acaricie sus lágrimas y lo trate como un digno ser humano. Después de todo, si él llora es porque se mantiene al margen de sus sentimientos, entiende que es un proceso que debe vivir, y por lo mismo, no puede permitirle que simplemente se trate mal por sentir.

─Lo lamento muchísimo ─susurra, mientras quita los cabellos largos que ya casi tapaban sus ojos─. He estado un poco temerosa de este momento y no sé que decirte, porque no tengo ni la menor idea de qué quieres escuchar, hijo.

Niega con la cabeza, tragando el nudo en su garganta.

─El problema es que ni yo mismo lo sé, mamá ─solloza, llevando su sudadera hasta su boca para reprimir los sonidos más lamentables que alguna vez salieron de él─. Sabía que iba a suceder, pero no estaba listo... Yo nunca lo estuve.

Dream BabiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora