050

1.6K 330 193
                                    

Cuatro años atrás.

El corazón le late con rapidez en el pecho, puede escucharlo, está emocionado.

Jeno observa a su alrededor, no lo entiende, no sabe qué es lo que debería ver. Su primera opción era la ansiedad del momento, tal vez, no debió ir a esa tonta fiesta, de la cual, no conocía ni a la mitad de sus presentes. Porque, ¿de qué le sirve conocer a Mark que es el dueño, si tampoco puede verlo?

Él y el resto se perdió de su campo de visión hace muchísimo rato. En consecuencia, Jeno se quedó sentado en uno de los sofás de la sala, preguntándose qué hacía realmente allí.

Entonces, volviendo a lo anterior, Jeno cree que los latidos desenfrenados pueden causarse a la ansiedad, el encierro entre esas cuatro paredes con personas que no ha visto en su vida. La segunda opción es la gaseosa que tomó al desayuno, últimamente no estaba comiendo muy bien y las cajetillas de cigarro se le acababan más rápido. Y la última es que había algo que no estaba entendiendo.

Nunca fue bueno con la intuición, el mundo espiritual podría estar cayéndose a pedazos frente a él, la miseria gobernando en palacios oscuros y los policías de las desgracias haciendo guardia en cada rincón, y aun así, Jeno no lo sabría.

─¿Es en serio?

Felix se acerca con su cabello anaranjado, en su mano izquierda tiene un vaso de color rojo, mientras que la otra la trae escondida en el bolsillo de su pantalón. Intenta lucir tranquilo, pero Jeno lo conoce, es muy evidente que está igual de nervioso que él.

─¿Estás bebiendo? ─pregunta entre risas, Felix rueda los ojos y se sienta junto a él─. ¿Por qué me miras así? Yo no te he hecho nada.

─Sí, eso es sabido ─su mejor amigo dice entre dientes.

─¿Qué te pasa?

Felix se señala, abre los ojos exageradamente y deja el vaso rojo de lado, sobre la mesa de centro entre los sofás de cuero que habían allí.

─¿Qué te pasa a ti? ─Felix lo analiza con más intensidad, esta vez, fijándose en los pequeños detalles que no vio cuando llegaron a la casa de Mark, sin esperar que el hermano de este armaría un alboroto en la casa─. Luces...

─¿Como un muerto? ─ríe, pero a Jeno no le da mucha risa.

De todas maneras, sabe que es cierto. Tiene las ojeras casi del porte de su rostro, la piel se ve enferma y sus movimientos parecen los de un zombie, lento y erróneo a la vez.

Su mejor amigo niega con la cabeza de inmediato. Demasiado bueno para un mundo tan asqueroso.

─No iba a usar esas palabras...

─Es lo mismo, no importa ─Jeno hace un movimiento de mano para restarle importancia y cambia de tema─. ¿Pero qué te pasa ti? Parece que estuvieras buscando a alguien.

Y su mejor amigo niega con la cabeza, tan rápido que su cabello anaranjado se desordena, y por poco, las pecas en su rostro saltan fuera de su rostro.

Jeno no le cree nada.

─Se me perdió Mark, ¿lo has visto?

El cambio de tema es evidente, le da risa porque es obvio que le averguenza admitir que es así, pero al mismo tiempo le asusta. Felix no conoce los límites, él da hasta donde le pidan, y Jeno sabe muy bien que algún día, van a exigirle cosas que el no podrá dar tan fácilmente.

─No, yo también lo estaba buscando. ¿Tal vez está regañando a Minho...?

Y Felix se carcajea, mientras hace una mueca muy divertida que termina por contagiarlo a él también.

Dream BabiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora