Dream Babies

030

Lo curioso de extrañar es que no se siente los primeros meses.

Lo curioso de extrañar es que no viene con dolores en el pecho, viene con un vacío, uno tan grande que es imposible que duela porque no hay nada ahí. Extrañar es angustia, sabes cuándo comienza y lo notas, pero no sabes cuándo acabará. Y eso es lo peor de todo.

Una guerra sin final.

Cuando extrañas a una persona, extrañas cosas muy mínimas; su risa, su voz por las mañanas, la música que escucha cuando está triste, sus ojos cuando tienen sueño. Se extraña la presencia ajena, algo más grande, básico y superficial que lo físico.

Felix no sabe si se extraña a sí mismo o a alguien más.

No sabe qué es lo que necesita realmente, pero funcionar en automático le ha servido lo suficiente ese último tiempo.

Camina por la universidad igual que un fantasma que murió en ese lugar, evitando miradas, bajando el rostro. Como si estuviera muerto de verdad, como si estuviese penando a los alumnos jóvenes y felices. No sabe quién es en realidad, así que prefiere que nadie más lo note. Prefiere que sigan creyendo que murió hace dos años.

Es difícil descifrar su propio silencio, buscar su amor e intentar que su cerebro lo note. Porque la relación más difícil de todas es consigo mismo, ha fracasado en el amor como nadie más en el mundo, pero Felix sabe también que la más oscura de todas y sin esperanza es su relación personal. La manera en que no se ama, se compara con el pasado; con alguien que ya no es. Se siente celoso, es tóxico y se amarra a sí mismo. Felix cree que podría matar por amor propio y aparecer en las noticias de la televisión.

Lástima que el silencio es solo suyo, porque el mundo sigue girando, viajando por el universo. Las personas siguen con sus respectivas vidas, siguen trabajando, estudiando, luchando para salir de sus caos mentales. Nada ni nadie se detiene por él.

Todos siguen viviendo y hablando.

─Nunca pensé que Lee Felix daría la cara ─dice un chico a su espalda y todos sus músculos se tensan.

¿Por qué tenía que suceder justo en ese momento?

─Es muy divertido, ¿no? ─risas y siente que el aire se le escapa de los pulmones, por poco matándolo─. Cuando inventan algún rumor, haces hasta lo imposible para negarlo... A menos que no sea un rumor.

Una mano aspera toma la suya, Felix la aparta con rapidez y se gira para encontrarse con dos chicos que lo observaban muy divertidos. Como si estuviesen en un circo y Felix fuese el payaso más popular e importante de todos.

─¿Qué les sucede?

Ambos se dedican una mirada y ríen, mientras el australiano frunce el ceño.

Pero solo es una acción que oculta el temblor de su cuerpo y el nudo en su garganta que se aferra a sus cuerdas vocales, obligándolo a quedarse en completo silencio.

─¿Es cierto que engañaste a Seo Changbin?

Su boca se abre, aunque de ahí no sale ninguna palabra. No lo afirma, pero tampoco lo niega.

─Yo digo que sí lo hizo, solo míralo ─el otro chico lo señala─. Luce culpable. ¿Crees que alguien que no haya sido infiel se vería así?

─Vaya, es una pena entonces ─suspira y niega con la cabeza dramáticamente─. Hacían buena pareja, pero lo bueno no dura para siempre. ¿Verdad que sí, Lee Felix?

Éste último se acerca, lo mira con una sonrisa que le causa terror por un instante, muchos escenarios terroríficos aparecen en su cabeza y se obliga a sí mismo a retroceder. Son tres pasos exactos, hasta que se encuentra acorralado entre la fría pared a su espalda y el chico que lo observa con el rostro ladeado y la sonrisa de oreja a oreja.