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Una cosa interesante de vivir con su pareja es que siempre ocurren los escenarios más extraños posibles.

Era mediodía, Hyunjin no había tenido clases, así que pudo quedarse hasta tarde acostado, mientras tomaba café y leía algún libro de trama extraña. La casa se siente diferente, porque, a pesar de que Jeongin se pase la mayor parte del día metido en la universidad, está acostumbrado a su presencia. La música de fondo, los comentarios que buscan hacerlo reír y los besos que resuenan en cualquier rincón de su hogar. A esa altura, no logra imaginarse sin él.

Hornea brownie en su aburrimiento, bosteza mientras lo hace, arrastrando los pies perezosamente por la casa. Se siente extremadamente feliz cuando todo sale justo como en su plan, y de pronto, está partiendo el brownie en pequeños trozos, dejándolos sobre la mesa para que estén listos y poder comer con Jeongin.

Y lo hace.

Hyunjin logra sentirlo a la distancia, aunque el portazo lo saca de su nube de silencio y tranquilidad. Alza una ceja, doblando su torso para observar mejor en su dirección.

Jeongin trae el rostro fruncido, sus manos apretadas en puños y la mandíbula tan tensa que entiende pronto lo que sucede. Hay solo dos cosas que lo hacen enfadar hasta tal punto, la primera es su familia, a pesar de que no han escuchado nada de los Hwang en el último tiempo, cada vez que salen a la conversación, Jeongin se enoja y deja en evidencia lo mucho que aborrece la simple mención de esas personas. Y la segunda de las opciones es la universidad, en este caso, la respuesta más acertada.

─¿Amor? ─pregunta en tono suave, Jeongin lo mira por unos largos segundos con ojos oscuros y entrecerrados. Finalmente suspira y se fuerza a relajar su cuerpo.

─Perdón, es un mal día.

Hyunjin asiente lentamente, lo suponía desde un comienzo. Vuelve a arrastrar los pies, hasta que llega donde Jeongin y lo abraza por la espalda, el perfume lo intoxica y se siente feliz de inmediato. En serio, no sería nada sin él. No le importa lo que el resto diga respecto a eso.

─¿Quieres hablarlo? ─susurra, acariciando su estómago.

Jeongin niega con la cabeza, aunque luego parece pensárselo.

─Es lo mismo de siempre ─suelta junto con un suspiro─. Profesores de mierda que ni siquiera deberían estar allí. Quise volver a casa en cuanto lo escuché hablar, son desagradables y les pagan por eso.

Rapidamente, una mueca adorna su rostro.

A diferencia de los profesores de las diferentes ciencias, los suyos son un poco más empáticos. Artistas egocéntricos y orgullosos, quizá envidiosos en cierto punto, pero nunca ha tenido que vivir ni la mitad de experiencias horribles que Jeongin le cuenta a diario. No lo hubiese soportado, es demasiado sensible para un mundo tan podrido como ese.

─Oh, lo lamento...

─No lo lamentes, tampoco es como si fuese tu culpa ─murmura con una sonrisa forzada. Sigue enfadado, y tal vez, triste en algún punto─. Seguro se me olvida en un rato.

Pero Hyunjin sabe muy bien que no será así, nunca ha funcionado de esa forma con Yang Jeongin. Entonces, su mente se ilumina y relame sus labios en una idea que ni siquiera debió cruzar su retorcido cerebro, pero lo había hecho de igual manera. Aclara su garganta y mira sus pies un momento, antes de regresar a Jeongin y darse cuenta de que él ya lo estaba mirando. Muy fijamente.

Habían pensado en lo mismo.

Ríe con nerviosismo y se vuelve a acercar para abrazarlo, esta vez de frente. Jeongin se lo regresa, agarrándolo de la cintura con dedos largos y manos fuertes. Le da un poco de gracia recordar el pasado, pues Yang Jeongin creció lo suficiente para estar casi de su misma estatura, e incluso, lucir mayor que el mismo Hwang Hyunjin.

Dream BabiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora