RE: NACIDO ZOMBI

84: La Leyenda del cuervo

Poco después del incidente de la mazmorra en el que Víctor finalmente pudo lograr los planes de su experimento, aunque no completamente, llegó el día de la subasta del mercado clandestino. Realmente, nunca pensó que se encontraría en uno de estos lugares de subastas donde solo se reunían hombres y mujeres viejos, ricos e influyentes, y donde los orgullosos y los jóvenes maestros desprevenidos buscaban a tientas y llamaban la atención. En este momento, Víctor estaba sentado hacia la sección derecha hacia el medio.

Gracias a Dios, casi me lo pierdo. Víctor dijo en su mente. Todavía estaba vestido con la ropa normal que cubría cada parte de su cuerpo dejando solo su rostro visible, y solo de sus ojos hacia arriba. Por supuesto, Víctor apreciaba la moda, por lo que se aseguró de que su ropa no pareciera harapos o algo parecido a lo que usaría un mendigo. Después de usar un montón de capas para cubrirse y obtener el aspecto deseado durante muchos días, Víctor decidió comprar algo que lograba el mismo efecto y era más modesto, pero aún un poco misterioso en el aspecto.

Tal vez fue porque obtuvo la información incorrecta sobre cómo funcionaba esto, por eso casi se pierde la subasta. De acuerdo con su información previa sobre el mercado clandestino, había un día del mercado en general dónde todas las semanas los grandes venían a comprar lo mejor de lo mejor, pero en realidad no funcionaba así. En realidad, los días de mercado eran como cualquier otro día de mercado donde todos traían sus productos al mercado, como en cualquier otro lugar del mundo, no había ninguna reunión importante allí. El encuentro que buscaba Víctor era la subasta que solo se hacía cada tres meses, que era cuatro veces al año y por suerte para él la siguiente estaba a la vuelta de la esquina cuando se enteró.

Mientras caminaba por el mercado subterráneo encontrando su objetivo, que era hacer contacto con alguna persona de alto rango allí, Víctor terminó siendo detenido por guardias ya que sus movimientos se estaban volviendo sospechosos, y aprovechó esa oportunidad para hacer que terminara encontrándose con alguien de algo de poder .

Lo llevaron a la oficina de seguridad, y allí conoció no solo al jefe de seguridad del mercado subterráneo, sino también a alguien más interesado en lo que había dicho antes sobre tener algo de valor. Por supuesto, para que lo trajeran allí, de alguna manera habían verificado que lo que había traído en realidad tenía algún valor. Después de confirmar de verdad esta vez, era seguro decir que la otra parte comenzó a dejar que su codicia los dominara, nada que Víctor no tuviera en cuenta.

El artículo que trajo era un solo brazalete en forma de anillo de color plateado que incluso tenía el efecto de adaptarse al tamaño de quienes lo usaban alterando su tamaño. Después de hacer que un tasador lo mirara, ni siquiera el tasador sereno pudo mantener la cara seria después de ver cuáles eran los efectos. Al ver la mirada en el rostro del tasador, ese debe haber sido el momento en que la otra parte comenzó a volverse demasiado codiciosa por su propio bien, o el de cualquier otra persona.

El brazalete tenía el efecto de garantizar la curación automática de cualquier lesión externa siempre que no fuera demasiado grave, dio un impulso en el poder mágico en una cantidad considerablemente significativa para que los magos de alto rango lo encubrieran, o cualquiera cuyos poderes se inclinen hacia los emisores. . Además de estos buenos efectos, también podría aumentar el Físico de cualquiera que lo use en un 10-15%. Con el último efecto, ahora incluso los potenciadores desearían este artefacto, tal como lo veían.

Para Víctor, el último efecto aumentó todas sus estadísticas en un 2 %, por lo que no fue tan sorprendente para él, en comparación con otras cosas que había encontrado en los tesoros de Ramok, aunque podía entender por qué sería asombroso para ellos. Realmente, excepto por el aumento de maná y el efecto de regeneración, no había nada más sobre el brazalete. En el punto en que Víctor pudo ver claramente la codicia plasmada en el rostro de la otra parte, solo pudo ayudar al hombre a agradecer a su dios que había obtenido cierto control sobre sus poderes.

“Bueno, Cuervo… Verás, este brazalete que trajiste es realmente bueno, de hecho es magnífico. ¿Qué tal si te doy 1 millón y te vas? Ese es un muy buen trato, ¿no crees? Los muchos trajeados le preguntaron a Víctor. Víctor también había dado su identidad para ser conocido como Cuervo. De verdad, ¿qué mejor nombre para un muerto que cuervo? Tal vez fue por la cantidad de ropa que Víctor tenía puesta en ese momento lo que hizo que el hombre pensara que solo era un pobre tipo que se tropezó con el brazalete por casualidad en algún calabozo, razón por la cual estaba siendo menospreciado.

El razonamiento del hombre estaba justificado en cuanto a quién encontraría tal tesoro y lo traería para venderlo en lugar de usarlo él mismo, solo alguien que necesitara dinero se atrevería a hacer tal cosa, y con ese análisis el hombre concluyó lo que tenía que hacer.

Víctor no habló mucho y solo miró al hombre sin ninguna emoción perceptible, “Me niego. Conozco el valor de ese artículo y el precio que ofreces no es suficiente. Tal vez, si no puedes permitírtelo, entonces me despediré. Víctor dijo, terminando con algo así como una pregunta cuando su voz cesó.

'Este mocoso todavía está verde.' El hombre dijo en su mente. Mirando a Víctor y a través de su voz, el hombre podía decir que Víctor era todavía un chico muy joven, probablemente recién entrado en los veinte, lo que significaría que no sabía cómo funcionaban estas cosas. Tuvo la suerte de recibir alguna compensación, normalmente su cuerpo ya se lo llevarían para deshacerse de él. “Mira, Cuervo-” Dijo el hombre con un poco de desprecio en su voz, “-darte esto ya es demasiado, y es un acto de generosidad, ¿o quieres algo más?” Dijo el hombre mientras estaba parado frente a Víctor, mirándolo. Víctor no respondió, y a esto el hombre se burló un poco y se volvió, "No lo creo".

"Entonces, si lo entiende, vaya con los guardias y nos pondremos en contacto con usted en unos minutos".

En el cuarto donde estaban todos, había en ese momento cinco guardias, y entre el tasador, el jefe de los guardias, el hombre y el mismo Víctor, todos hacían nueve personas. Víctor, por supuesto, ya había medido el nivel de todos los que estaban adentro, y aunque no quería arrastrar al tasador a esto, no había forma de ayudar a alguien tan débil. Al final no fue su culpa. Los guardias estaban dentro de los niveles 60 y 67, y el jefe de guardias estaba en el nivel 77, mientras que el hombre que había estado hablando palabrotas todo el tiempo sin decir su nombre estaba en el nivel 80, a pesar de su apariencia. En cuanto al tasador, no había nada que decir sobre su nivel.

Cuando el hombre llegó a donde estaba el jefe de guardias, que estaba más cerca de la salida, tres guardias se acercaron a Víctor para sacarlo, pero luego levantó su mano izquierda en el aire para indicarles que se detuvieran, lo cual hicieron. .

"¿Qué es? ¿No entiendes tu posición en esto? No tienes elección en el asunto y, por cierto, gracias por traer tal regalo. Dijo el hombre con una sonrisa casi visible. A esto, Víctor solo respondió-

"No vine aquí para dar ningún regalo, vine a hacer negocios y hay una razón por la que me llaman Cuervo". Víctor dijo mientras se ponía de pie casualmente, a su propio ritmo. “Doy muerte, no la recibo.” Víctor dijo, y en ese momento exacto, todos los guardias y el tasador se tiraron al suelo, y el jefe de seguridad que estaba pensando en atacar simplemente se desplomó y cayó al suelo. El hombre mismo casi se orinó en los pantalones, pero parecía que el brazalete que tenía en la muñeca lo había ayudado esta vez.

El hombre no tenía idea de lo que había sucedido, y en este momento ni siquiera podía ponerse de pie correctamente y pronto cayó de espaldas, estaba completamente empapado de miedo, miedo por su vida, miedo de lo que haría el hombre frente a él. Se sentía como si estuviera a punto de morir, y para alguien que había experimentado ese sentimiento antes, no había duda.

'¡Este monstruo! ¿En qué me he metido?