La mansión de las pesadillas

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Ella estaba corriendo, su colorida vestimenta era ahora una bata blanca, sucia y raida, su pelo rubio y exquisitamente cuidado ahora empezaba a mostrar varias canas, su piel, la cual en antaño había sido suave y tersa, la imagen de la juventud, ahora estaba reseca y arrugada.

Sus manos, tan suaves y con uñas tan prolijamente cuidadas, ahora no existían y en cambio solo había un par de muñones los cuales tenían encima de ellos unas vendas puestas descuidadamente, las cuales no habían sido cambiadas desde hace varios días.

No tenía hambre ni sed, sus captores se habían asegurado de que tuviera fuerzas y energías suficientes en todo momento, no por una cuestión de humanidad, sino porque de otro modo no resistiría las constantes "transfusiones".

Desde su confinamiento, tuvo que soportar el como robaban sus energías y vitalidad, como si se tratase de una vaca siendo ordeñada, y como luego le suministraban sueros y suplementos alimenticios para mantenerla lista en caso de volver a necesitar de ella.

Había pasado de ser una hermosa y poderosa heroína, el tipo de persona a la que todos voltearon a mirar con admiración, a solo ser un despojo.

Tenía que soportar ver como una multitud de personas que no conocía, hacían fila solo para verla y burlarse de ella, "ya entiendes cómo nos sentimos", "porque no intentas salvar a alguien ahora", "apuesto a que te encantaría dar una entrevista en este momento, de echo, traje una cámara y un micrófono, vamos di algo interesante".

Tuvo que observar como aquel que ahora tenía lo que era suyo, le mostraba su traje de heroína, y contaba orgulloso el como lo habían adaptado para ser una especie de pantalón corto.

Incluso tuvo que soportar el como un horrible villano le susurraba palabras seductoras y dulces a sus manos cercenadas, las cuales desprendían un olor nauseabundo, solo para que esté tuviese que ser sacado del lugar a la fuerza tras intentar arrancarle otro trozo de carné.

Aun así lo peor había venido después, aquel chico de cabello y ojos verdes, el principal artifice de su desgracia, hacía una breve visita con una especie de objeto cuadrado envuelto en mantas.

"Nos has ayudado mucho, tu quirk le ah servido a Ando de maravilla y ahora todos mis hermanos son seres humanos completos, además de que gracias a tu resistencia hemos podido entrenar sin riesgo a lesionarnos" exclamó Deku, sus palabras eran de gratitud, pero era claro para cualquiera que se había estado burlando de ella.

"Tu apoyo ah sido tal, que te eh traído un regaló" dijo el villano retirando calmadamente las mantas y revelando lo que estás ocultaban.

El objeto era un simple espejo, en el ella pudo ver su reflejo, vio como su belleza y juventud habían sido arrancados, su cabello suave y brillante, ahora estaba sucio y enmarañado, su piel estaba arrugada reseca y sucia, y sus ojos antes brillantes y llenos de vida, ahora estaban ojerosos y huecos.

Ya no era, la heroína MT Lady, ya no era siquiera Yu Takeyama, ahora solo era un cascarón vacío de lo que alguna vez había sido.

En un descuido de sus captores, logro escapar de aquel lugar de pesadillas, mientras recorría las destruidas calles en búsqueda de alguien, hasta que encontró un rostro familiar.

Muy para su pesar, no la reconocieron al principio, pero después de una breve explicación se ofrecieron a tenderle una mano.

En ese instante, ella recordó las palabras de su antiguo compañero el ahora ex héroe profesional Death Arms, "no soy un héroe, solo soy un ser humano".

Ahora sin su quirk, ahora incluso sin sus manos, solo pudo susurrar una frase, -que tonta fui al creerme una heroína-.

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Deku el villano sin opcionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora