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Dos meses pasaron hasta que por fin sacaron todos los cuerpos, los sismos después del último dificultaron el trabajo, ahora no importaba cuál de los dos lados había perdido más, solo se podía sentir la crudeza por las pérdidas tan repentinas.
Comía todo el tiempo con él, pese a que ya no hablaba o siquiera me preocupaba por si me veía, me cerré, releía todas las noches la carta de mi madre, entrenaba mi mente, ella no había venido desde que se le ordenó que hiciera lo que dije, así que no sabía qué pasaría.
El tiempo corría muy rápido, desde la ventana de la torre al norte, vi las carretas llevar los cuerpos, o lo que quedaba de ellos, uno tras otro, protegidos por tela blanca, los fuegos habían sido encendidos durante todo ese tiempo, cantos de luto eran llevados por toda la tierra, era un golpe duro para todas. Excepto para él.
Todo ese tiempo trajo a keñas para qué continuarán los preparativos, muchas veces las veía llorar mientras cocina la tela o me cepillaban, intentaban mantenerse en calma, pero el dolor era mayor, él incluso golpeó a una porque había caído una lágrima sobre la cola de uno de los vestidos, hice que la llevaran con la sanadora, de nuevo vi los maniquíes telas con gemas los cubrían, vestidos que serían olvidados pronto.
Una vez intentaron pintarme algo sobre la piel, pero no lo permití, tanta era su insistencia que perdí el control y había hecho algo que me aterro, entre en sus mentes y solo continuaron, desde esa vez no las volví a ver al rostro, solo asentía, no sabía si ellas recordaban eso, pero también evitaban preguntarme algo más.
Cuando estaba en la biblioteca descubrí otro tomo de un viejo libro, ahí mencionaba la existencia de otros 12 libros, que contenían información sobre nosotras, pero nunca los pude encontrar, esa colección se llamaba "El trato de Shu y Menlys, el gran inicio del mundo".
No reconocí los nombres, tampoco encontré nada, aquel brillo volvía a estar junto a mí, más seguido que antes, casi aparecía en cada lugar que estaba, era invisible a las demás, ahora se reflejaba en el espejo frente a mí, volví a lanzar el papel al fuego, recostándome sobre el sillón, aquellos "sueños" se volvían muy intensos casi reales.
Una vez me imagine caer en agua y está entraba por mis pulmones, me hundí hasta volver a la oscuridad, luego soñe con un cielo y un viento gentil que no era frío, el sonido de una carroza bajo mis pies me arrullo esa vez, en el siguiente dejaba que mi mano tocara un espejo de agua e imágenes borrosas parecían, no entendía qué era aquello, pero sí que me incomodaba y sentía tristeza. Luego que estaba en una cama, tan tibia y suave en la que me quería quedar para siempre, escuchaba la voz de alguien a lo lejos intentando despertarme. Esos eran mis sueños.
Deje de escribir al ver a Mariel, su rostro seguía igual, no debía preguntar dónde había estado, solo la invite a sentarse a mi lado, volvió a caer en el sillón, le serví un vaso de agua, su mirada era más vieja que antes.
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La Diosa De La Oscuridad ✴
Fiksi Penggemar"El tiempo y el aire son iguales, sabemos que estan aquí pero nunca los vemos" "Con mantas de oscuridad, coronas de espinas y ojos brillantes, los dioses siguen aquí; entre sus castillos de piedra y bestias horrendas, ellos esperan el momento de vol...