ℂ 𝕒 𝕡 í 𝕥 𝕦 𝕝 𝕠 𝟛𝟛

22 1 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


𝓓𝓪𝓮𝓷𝓪


No dormí. Escuché la puerta abrirse. Tal vez ellos se dieron cuenta y venían por mí, me arrastrarían por los pasillos, Helion me trataría como una esclava, tal vez me encadenaría y arrojaría en una celda, o experimentaría en mí. Los pasos sonaron en la habitación, después abrieron la puerta del baño, cerré los ojos, soportando el aire, tal vez, tal vez si pudiera tamizarme fuera de estos muros e ir al sur, a Nazca, podría vivir.Sentí la mano sobre la cobija, el cálido aire tocó mi frente. 

—¿Qué haces aquí? —mencionó Teya hablando bajo, retiró un poco más la tela, balanceo mi hombro. Por los dioses, abrí lentamente los ojos, esperando que no estuvieran aquí.—Pronto será la hora del desayuno 

¿Cómo? Tendría que afrontar el día, mentalizarme que no había sido yo quien mató a tres faes en una corte vecina, que había roto las reglas. Agarre las orillas alzándome, todo mi cuerpo estaba entumecido. 

—Prepararé el bañoMe agarré de su brazo, pero lo quité con rapidez, tendría que tener cuidado, no confiaba en ella, no parecía que hubiera algo raro en el cuarto, todo estaba en su lugar. 

Me recosté en la cama, escuchando el agua llenar la bañera, sentí como ella volvía con la cobija dejándola a mi lado, cerré un poco los ojos, pero el sueño estaba ahí, me levanté de golpe cuando la última gota cayó. 

Se giró dándome mi espacio, con rapidez me desvestí y sumergí en el agua, un aroma en el agua, que llamó mi atención, lave mi cabello y mi cuerpo. Teya esperaba con las toallas en la mano, me enrollé en ellas. Para arrodillarme junto a mi baúl, sacando las prendas, se acercó para ayudarme a vestir, estaba cansada, no me negaría, dejo mi cabello suelto para secarse, coloco mi collar, tomo un poco de maquillaje untándolo en mis mejillas y bajo mis ojos.

Caminamos por el mismo pasillo, aunque me detuve sintiendo la opresión en mi pecho, ellos no estarían ahí, sentía de nuevo mis pies pesados, nada, todo estaba limpio. El aroma de dulce impacto en mi nariz, todos estaban inmersos en sus historias, eso me alivio, salude con respeto a su señoría y tome un lugar en el extremo de la mesa. 

El plato estaba lleno, comí con cuidado, atenta a cualquier movimiento extraño, nadie parecía raro, estaban inmersos en un mar de conversaciones, algunos tocaban música en los extremos, a mi lado, todos parecían revisar o aparentaban escuchar las conversaciones. 

Probé un poco más de papas con queso. No note a Roan acercarse. No note cuando directamente hablo con Helion. No cuando todos estaban escuchando las palabras que salían de su boca. ¿Qué dijo? Deje los cubiertos, no sabía qué contestar, pero tal vez fuera disculpas o no, improvise. 

—Sirvo a su señoría, el gran señor del amanecer, aceptó las disculpas para él y la corte a la que represento. 

Tal vez si fue eso a lo que se refería. Asintió y me paso un trozo de tela entretejido de color blanco, con pequeñas flores rosas, lo tomé con cuidado, la perdonaba de parte de la corte, pero yo no conocía el perdón. Más tarde tiraría aquello en una de las fogatas en el jardín. Con los papeles en mano, camine con cuidado hasta la biblioteca. Escribir y escribir, intentando no pensar en todo lo que ocurrió un día antes. 

La Diosa De La Oscuridad ✴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora