ℂ 𝕒 𝕡 í 𝕥 𝕦 𝕝 𝕠 𝟞𝟘

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◆◆ 𝓓𝓪𝓮𝓷𝓪 ◆◆


Me quedé en el jardín, quieta, mordí mis uñas. Nadie pasaba por aquí y estaba aliviada de eso. 

No había confianza. Ni de su parte y tampoco de la mía. Sería estúpido ir a preguntarle a Helion, ni siquiera éramos cercanos, pero... 

Tome otro atajo para llegar. 

Hoy no era mi día. 

Ya comenzaba a atardecer las sombras de los árboles se arrastraban por el pasto, como si fueran garras. 

No iba a dar paso atrás, no cuando él ya me miraba. 

—Pareces perdida pequeña furia —no debía detenerme. ¿Qué hacía en un lugar tan lejano? —¿Acaso nuestro señor te prohibió hablar conmigo? 

No conteste, pero si sentí como me seguía, deseaba tamizarme en mi habitación, o frente a esa puerta. 

—Si no te molesta te acompañaré, es un peligro ir sola —casi se detiene mi corazón cuando me alcanzó, su mano caliente se posó en mi hombro. 

—Puedo ir yo sola 

—Alguien como tú, una belleza tan particular, podrían herirte —acaricio con cuidado mi mejilla. No titubee. 

—¿Está muy lejos de la residencia? 

—Muy observadora —me mostró sus dientes con esa sonrisa. —¿Qué tienes que te mantiene cerca suyo? 

—¿Por qué no le pregunta? 

Después de todo él es el gran señorSe acercó más, no agache la mirada. 

—Me gusta tu carácter, pero a veces salen palabras tediosas de esa bonita boca 

—Gracias, lo he descubierto hace poco —se rio, apenas desvíe la vista un poco cuando sus manos se cerraron sobre mi cuello, y me apretaba contra uno de los árboles. Vi la ira estallar en sus ojos. 

—Debes aprender a respetar —soltó entre dientes, sentí como apretaba, agarré sus muñecas, apretando. Debía romperle las manos, debía matarlo aquí y nadie sabría. 

—Suéltame —apretó más, actúe como si realmente estuviera perdiendo aire. 

—En vez de aprender a escribir, te debería enseñar a mantener la boca cerrada. 

Mi magia comenzó a agitarse, podía ver a la pequeña serpiente, detrás de él, lista para matar. 

—Para 

—No te mataré ahora, pero no durará la próxima vez —me soltó, no note que mis pies se habían alejado del suelo, hasta que caí. —recuérdalo 

La Diosa De La Oscuridad ✴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora