ℂ 𝕒 𝕡 í 𝕥 𝕦 𝕝 𝕠 𝟚𝟜

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Afuera estaba lloviendo. 

Me encontré fascinada, al ver las gotas caer de enormes nubes, esperaba que parara para entregar unos cuantos libros, a la relojería de Lance. 

Por tercera vez, volvió al palacio, caminaba con la ropa envuelta. Juegue con los charcos de agua en el camino. Esta vez, no encontré a alguien para subir, así que solo me senté sobre la piedra y dejé que subiera al gran palacio. Los guardias estaban quietos en la entrada, tomé mi tiempo antes de hablar. 

—Soy Calisto, es una entrega para su señoría —El ancho vio a su compañera, detrás de esos cascos dorados, podía ver sus ojos astutos. 

Ella se movió, su compañero me dejó pasar, esto aún tenía vida, lo mejor que podía hacer era ver el suelo. No cruzamos el jardín, pasamos por uno de los puentes y bajamos a las entrañas de una torre, la habitación tenía un enorme ventanal, el techo de vidrio dejaba ver las nubes y el sol. Telas sostenidas en el techo, caían hasta tocar el suelo, en algunas paredes eran por completo espejos. 

 Encontré dos maniquíes, ella seguía esperando en la entrada, saque con cuidado las prendas, estirándolas y dejándolas en su base sólida. Con esta luz, realmente resaltaba cada hilo, no solo los patrones. Asentí con mi trabajo, era como lo llamaba Margot "Estético y bello"Salimos rápido, volvió a ver el pasillo blanco y brillante. Escuchaba ese sonido extraño aún. Fue más fácil regresar. 

🌅

—Cal ¿sabes cuándo llegarán las nuevas ediciones? —Limpie la hoja de la planta con cuidado. 

—No, muchos perdidos se han atrasado, ¿tú no sabes por qué? 

—No, pero al corte de al que viene no está lejos. 

—¿Y por qué no vas a esa corte? —dije entre dientes. 

—No soy bien recibido —por un momento mis ganas de preguntar se asomaron, lo vi de pies a cabeza, tarde un tiempo en darme cuenta de que no era de la corte, desde la lejanía, era más que claro, la toga azul, con hojas de acre en el bordado, y esas cosas entre sus cuernos. Un fae de la corte del sol. 

—Entonces espera 

—¿Cómo te va con tu otro negocio? 

—¿De qué hablas? 

—Ya sabes, muchos se preguntan qué fue lo que un gran señor te pidió. 

—Solo bordar —su mirada no se apartó de mis movimientos. 

—Te diré algo, muchos de los que están ahí, en ese gran palacio solo son piezas más especiales que el resto, y con una mirada bizarra, los grandes señores los adquieren para beneficio. 

La Diosa De La Oscuridad ✴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora