"El tiempo y el aire son iguales, sabemos que estan aquí pero nunca los vemos"
"Con mantas de oscuridad, coronas de espinas y ojos brillantes, los dioses siguen aquí; entre sus castillos de piedra y bestias horrendas, ellos esperan el momento de vol...
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Helion partió durante la noche, cubierto por el aroma de los jazmines del jardín. De vuelta en la habitación, acaricie mi cuello , ¿acaso el amor podría con todo?
Las sirvientas llamaron a la puerta, abrí con calma.
—¿Necesita algo? —Vi el pequeño movimiento de su rojiza nariz.
—Estoy bien... gracias...¿Tamlin está en sus habitaciones?
Ojos astutos me estrujaron.
—Si, desea que prepare algo para-
—No es necesario...gracias —le sonreí cerrando con cuidado.
Moví la mano sobre la mesa cercana a una de las paredes, vi el mapa de la corte de la primavera, mañana tendría que ir de nuevo al sur...
No era sencillo, delimitar terreno, menos entender su nuevo plan...aun que no estaba encontra, pero era dificil, años de guerra, desprecio y esclavitud, no hacia nada sencillo que los hombres que vivieran al norte de las tierras humanas, ahora lo hicieran en las tierras del sur de la primavera. No había tanta confianza, y eso era lo que necesitábamos, aunque sea una pizca.
Monte mi caballo al amanecer, toda mi día se fue señalando árboles. Marque tres fracciones de tierra para cultivo, los futuros asentamientos y tierras que podrían ser usadas para la tala.
Di un vistazo al valle, esta sería la zona agrícola más grande al sur de Prhtyan. El sudor bajaba con cuidado por mi frente. Al regresar me acerqué a las casas humanas en la corte.
Sabía que no deseaban problemas, pero algunos demandaban más y más.
"Fueron tierras por las que morimos, ¿acaso no las merecemos?"
Tamlin, accedió dándoles tierras, pero deberían trabajar en los futuros campos de cultivo cuando estos comenzaron a funcionar...tan pronto taláramos los árboles y creáramos un camino por el bosque.
En la mansión, le explicaba a Tamlin que mañana talaría los árboles y que estos mismos estarían en el aserradero del este, cuando apareció Lucien y el enojo se plasmó en su cara.
—¿Cómo se te ocurre?
—Lucien... —lo llame.
—Estábamos preocupados por ti, y tu...vaya forma de- —la indignación le brillaba en la cara.
—Lo se, pero tomé la decisión necesaria para
—Ti...esta vez ni una maldita carta...
—Solo...necesito hacer esto
—¿Así como hace tres años? —dejó sus manos sobre sus caderas —¿otra vez por el?