ℂ 𝕒 𝕡 í 𝕥 𝕦 𝕝 𝕠 𝟠𝟟

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¡Advertencia! 

El siguiente capítulo  tiene escenas de violencia física, sangre, entre otras cosas. 

Leer bajo tu propio juicio, se recomienda discreción.


◆◆ 𝓓𝓪𝓮𝓷𝓪 ◆◆


Me aleje de ellos.

Las vi con cuidado. Sobre sus cabezas llevaban una diadema, en el centro de sus frentes colgaba una gema.

No era normal. Sus pupilas eran iguales a las de las serpientes, el color azul sobresalía del fondo oscuro de sus cuencas.

¿Qué les hizo?

Eran keñas, pero nunca había visto algo así antes.

Avance hacia ellas, hicieron lo mismo. Nuestras pisadas eran el único sonido del lugar. Me rodearon dejando una buena distancia. Comenzaron a mover aquellas lanzas. No habría oportunidad de dialogar.

Vi sus armaduras. Una parte de mi quería encontrar una solución sin luchar, la otra deseaba la batalla. Aquellas gemas brillaron, se lanzaron contra mi.

Desvié una de las lanzas. La otra pasó a centímetros de mi rostro, cuando la atrajo, la hoja cortó mi mejilla.

Me tamice cerca. Sentí la sangre correr en mi rostro. Ambas se volvieron y continuaron. Intentaban apresarme con ataques bien coordinados.

Otro descuido, la hoja cortó mi muslo. No quería luchar contra ellas. Los recuerdos volvieron.

Una lanzó su arma. La esquive. Sentí a la otra detrás. Muy tarde. Apenas metí las manos para que no apretara la lanza contra mi cuello.

Había olvidado la fuerza que tenían. Ejercicio más presión. Su rodilla golpeó mi pierna. Me quejé por el dolor. Si continuaba me rompería el hueso.

Un golpe de magia nos impactó. El arma se fue igual que ella. Vi como la segunda k'eña se cubría con su lanza del hechizo.

Las lastimarían. Vi molesta aquellos lores.

Percibí el movimiento, nuestras armas chocaron,

Vi con furia a aquellos señores que hacían eso. Percibí a la primera, nuestras armas chocaron. El sonido hizo eco.

¡Detente! —oí el pánico en mi voz —no quiero lastimarte.

La gema dejó de brillar. Aflojo. Creí que entendía mis palabras. El golpe fue directo contra mi torso. Llore de dolor. Estaba tendida en el suelo. Dolía al respirar.

Subí mi escudo. El arma rebotó incrustándose en el techo. Recibí otro ataque, el miltree intentó atravesar la magia.

No encontré nada en sus rostros. Tenía que tener valor.

La Diosa De La Oscuridad ✴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora