"El tiempo y el aire son iguales, sabemos que estan aquí pero nunca los vemos"
"Con mantas de oscuridad, coronas de espinas y ojos brillantes, los dioses siguen aquí; entre sus castillos de piedra y bestias horrendas, ellos esperan el momento de vol...
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◆◆ 𝓓𝓪𝓮𝓷𝓪 ◆◆
Vivimos por unas semanas en la casa de Tamlin, mientras la nuestra se terminaba de construir. Cuando estaba lista. Nos fuimos.
Estaba claro que cada árbol que sembramos, por alguna razón volvió a irse, así que esta vez dejamos un hechizo en el bosque alrededor de la nueva casa.
Esos días Lucien parecía alguien más. A veces se quedaba en blanco, para después continuar lo que estuviera haciendo.
Un día Cassian apareció. Detuve a Lucien, quien ya tenía las manos en llamas. Jurian lo obligó a marcharse.
Esa noche, cuando Lu dormía. Jurian nos contó que Cassian dejó una nota, no sabían nada de Azriel, ni de Elian, por mi podrían desaparecer para siempre.
Había nuevas cosas en el jardín, desde un pequeño lago con peces dorados y koi, algunas estatuas y un aviario.
Reconstruimos el establo. Esa noche, Vassa liberó a los caballos, por eso tardó. Así que ahora vivían más plácidos.
No sembramos ninguna flor.
Lucien ahora era más suelto, supimos de algunos amoríos en la primavera. Respetaba la casa. Los días y noches que no estaba aquí, estaba en otras partes.
El cambio más radical fue en sus sentimientos. Lo note cuando alguien intentó acercarse a él, no los noto, pasaba de los comentarios. Perdió la luz en su mirada.
Comenzó a beber demás, logramos quitarle ese gusto. Nos quedamos a su lado mientras volvía a quebrarse.
En cuanto a mi manda, era un desastre hacer planes, encontrar lo errores, cuando pensaba que estaba hecho fue una tortura. Cuando encontré la mejor oportunidad, solo di la orden.
Cartas de Helion llegaron, las vi arder en la chimenea. Nadie venía a excepción de Tamlin, pero no era siempre.
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Terminé de bordar una falda, cuando Vass apareció con una invitación.
—¿Una fiesta? —ella asintió
—¿Crees que sea bueno? —pregunto jugando con la carta en sus manos.
—Podríamos comentarle —doble la falda guardándola.
—¿Tu quieres ir?
—Tengo algunas cosas de las que hablar con Min Hai —solté.
—No es necesario que hagas eso
—Vass es mi oportunidad, ambas sabemos que nada bueno pasa cuando las cortes se reúnen.
—Puede ser diferente —suspire, terminando el moño de la caja. —Te quedo hermoso
