ℂ 𝕒 𝕡 í 𝕥 𝕦 𝕝 𝕠 𝟙𝟘𝟠 Parte 4

12 1 0
                                        


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


La primavera seguía en pie, llegué a un pueblito de calles anchas y lleno de banderas. Con tres edificios de dos plantas, el resto solo eran casitas pequeñas.

El hostal en el que me hospede, seguro tuvo mejores días.

***

En esta corte también llovía, escuche a los habitantes del pueblito decir que era por la magia del lord del verano hasta incluso del otoño, ya que las fronteras estaban débiles.

***

Vi una rata pasar, arrugue la nariz, mientras dejaba que Klymene la matara, el animal chilló mientras lo estrujaba. Lo poco que quedó fue arena negra, ella volvió a mi enrollándose en mis piernas.

***

Al norte de las tierras, caminaba por un puente abandonado.

Aún no había regresado a casa, ni hablado con ninguno de mis amigos. La buena noticia era que ya había recuperado la sensibilidad de la pierna.

Me apoyé en la barandilla de madera, ahí bajo el agua siluetas lo atravesaban. ¿Habría Kappas en este lago? O ¿tal vez eran furias?

Tome asiento balanceando mis piernas en el aire, atenta a las profundidades del río bajo de mi.

¿Moriría ahogada si ellas me arrastraran a su hogar? pregunte a mis adentros, estos no dudaron en responder con un sí. Tal vez mi cuerpo se volvería como una estatua, nunca podrían comerme.

Escuché sus voces invitándome a entrar a cambio de un pago.

Nuestro fuego solo nos quemaba, nuestra tierra nos recibía, pero esto no era ninguno de los dos.

A la mierda

Me deslicé bajo el agua, vigilada por Klymene, con furias atentas, era una intrusa en su territorio.

Las lágrimas saladas se mezclaron con el agua.

Solo nade, no tome ninguno de sus peces, ni algas.

***

La gotera estaba exactamente a los pies del colchón. El sonido era tedioso, un simple movimiento y desapareció.

Volví aquel puente, con dos manzanas cortadas en rodajas, las dejé en un plato viendo como se hundía.

***

Durante mi paseo sentí su presencia, entre la maleza Tamlin apareció.

—¿Sabes que te buscan?

—No deberían... —mantuve mi semblante relajado.

—¿Cuánto piensas quedarte? —se transformó en un hombre, entre un haz de luz.

La Diosa De La Oscuridad ✴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora