ℂ 𝕒 𝕡 í 𝕥 𝕦 𝕝 𝕠 𝟠𝟠

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El pitido la hizo abrir los ojos, tomó aire. No sentía ningún miembro de su cuerpo. Aún seguía viva.

Sobre el cielo vio siluetas de aves volando. Los tonos rojizos lo hacían parecer en llamas. Algo oprimió su pecho. Vio a la pequeña serpiente. Klymene.

Cerró de nuevo los ojos para ver el alrededor con los de ellas. No muy lejos vio aquella peste viva. De sus fauces la sangre roja escurría. Ambos reptiles se observan.

El fue el primero en dar la vuelta.

—Mi señor, los encontraron, ella no —no completó la oración.

—¿Y él? —preguntó Thesan al centinela.

—Sigue vivo. Han ido a detenerlo

—Terminen de evacuar Tulsa, evacuen las otras provincias. ¿Dónde está Astreo?

—El general lo está deteniendo

Su mundo se sacudió. Astreo. Sintió su cuerpo volverse ligero. Era un maldito día.

Apartó al soldado. Lo que le podría hacer apareció en su mente. Si el moría.

Una briza nocturna detuvo su paso.

—Debes quedarte Thesan, nos dieron tiempo

—Les daré más entonces Rhysand

—En este momento debemos estar juntos, no sabemos

—¡Todos vimos lo que hizo! ¡No lo voy a dejar solo!

—Thesan —gruñó a Helion. —solo quédate aquí

Estuvo a punto de responder. algo se arrastraba hacia ellos.

Tarquín se puso de pie. Kallias sostuvo su arma.

Olieron la muerte en el aire.

La serpiente apareció al lado de una torre, más grande, más violenta. Soltó lo que llevaba en el hocico.

Los cuerpos de esos peregryns sonaron huecos contra la tierra. Las alas rotas y sangrantes relucían en el pasto.

—Inclínense o mueran

Thesan noto aquellas alas entre las demás, ahí estaba Astreo. Levantó su espada, consumido con pena y ira.

La magia elemental explotó. Las armas no funcionaron. Ellos retrocedieron. Destellos de mil colores aparecieron.

Sobre sus cuerpos aparecieron heridas que no sanaban con rapidez.

El fuego azul fue dirigido a ellos. Sus escudos se estremecieron. Algo se transformó en aquella bestia con brutal poder.

En el fulgor de la batalla, no notaron la niebla espesa bajo sus pies. Un muro de niebla se alzó entre todos ellos. los ataques se detuvieron.

Una silueta apareció desde el otro lado del jardín, caminaba con gracia, aplaudiendo a la batalla frente a ella.

La Diosa De La Oscuridad ✴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora