ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟜

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Advertencia

Este capítulo contendrá violencia, para las personas sensibles es mejor que no lo lean, se te pide prudencia y moderación, si lees será bajo tu responsabilidad.

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No podía apartar la mirada de las criaturas enfrente de nosotros, cada una única y extraña, aquellos faes simplemente se inclinaban ante él.


Ellas me despertaron, preparándome un vestido de gasa oscura, sujetado por un cinturón de piedra miltree, si la movías suavemente podías ver pequeños destellos rojizos, me cubrieron con un abrigo de piel, trenzaron mi cabello y maquillaron sutilmente, la palabra "soportar" pasaba constantemente por mi cabeza, no colocaron ninguna joya, al intentar salir de la habitación no me lo permitieron.

—Solo saldrás cuando él te llame —vi detrás de ella, las banderas ondeaban con fuerza, a pesar de que no había viento.

—¿Qué está pasando? —como siempre no hubo respuesta, tomo la puerta y la cerro, las leigh que me habían vestido se inclinaron, pero al parecer ellas tampoco podrían salir.— tomen asiento —camine hacia las ventanas, realmente la ciudad se había decorada un poco, nada importante había sucedido tiempo atrás este día, recordé las palabras de esa xonen, y mis acompañantes tampoco dirían mucho, no tardaron en llamar a la puerta.

—Está listo —camine sin miedo, sentí un escalofrío, cada pasillo estaba limpio y luminoso, pero al estar en el gran salón otra bandera estaba estática, con colores diferentes, más brillantes.

—Suba, colóquese aquí —señalaba una de las columnas a lado del trono, subí con cuidado, desde aquí, se podía ver fácilmente quienes estaban.

Me cubri. Entonces las xonen de élite entraron, las había visto antes, pero ahora simplemente opacaban el lugar, con rostro fríos se detenían detrás del trono y a sus lados, apenas si me miraron. Eran ancianas que conocían el mundo mejor que yo.

Ellas se inclinaron antes de que apareciera, vestido con la misma piedra que yo, entre sus manos había una corona, gemela a la que tenía en la cabeza, dejándolas a un lado, llegó hasta mí, colocándome la corona, sentía la fría piedra, sus ojos brillaban, pero no por felicidad.

—Este es un regalo, representa nuestra unión, la única en mi corazón, tu eres igual a esta piedra, siempre fiel a mi, hecha solo para estar conmigo —tomo mi mano besándola, temblé, sonrió levemente— este día fue interrumpido por alguien que no vale nada, así que hoy, simplemente quédate quieta aquí, no levantes la mirada y no mires a nadie más, ¿entiendes?

La Diosa De La Oscuridad ✴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora