ℂ𝕒𝕡ì𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟠

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✴ Pasado 

El grupo de 6 k'eñas camino por el pasillo todas llevaban un brazalete de cuero marrón en la mano derecha. Afuera la nieve caía, dos de las xonen se adelantaron, tomando a las guardias en los pasillos, estas se defendieron, pero las armas se sumergieron muy rápido en sus pechos, ella vio como la vida se iba, mientras esa sangre oscura manchaba el suelo, dejaron aun lado los cuerpos que aún mantenían los ojos abiertos, con pena, fue hacia ellos, cerrándolos.

—No es el momento —dejándolas, seguía a las demás, no tardaron en escucharse cuernos, la guerra había iniciado, encontraron un grupo de xonen frente a ellas, sintió su corazón temblar incluso lo que había en su interior se movió con salvajismo, observándose ambos analizaron a su rival, hasta que vio un poco de bruma salir de una de ellas, tomando una cuchilla del cinturón, no perdió oportunidad y la lanzó con fuerza. La lucha se desató, cada una de ellas se movían como una sola identidad.

Esquivando y dando golpes seguía luchando, su cinturón se había quedado vacío, tomando su daga, giro para detener el golpe de la xonen, sentía como el arma en su mano gritaba con furia, alejándose de su contrincante, esquivo apenas los ataques de ella, algo se enredó en su pierna jalándola, azotando en el suelo, cruzando sus brazos para evitar el mayor daño vio como aquella keña era atravesada por filosas y grandes agujas hechas con un material oscuro.

El asombro se reflejó con el rostro de ambas, pero en una también se vio el miedo, se quitó de ahí, una de las legh ya estaba sin vida no muy lejos de ella, fue hacia una de ellas empujándola con fuerza, enseñándole los dientes vio detrás de si, de nuevo ese asombro.

Enterró la daga en su estómago, golpeó su cabeza con fuerza alejándola, para después rozar con la misma daga su pierna, el corte fue limpio, el ardor corrió por su cuerpo, golpeo con fuerza su brazo, retrocedió colocando una mano en su pierna. 

Detuvieron el ataque de la xonen, colocándola detrás de las demás, vio cómo peleaban, tomo el cinturón amarrándolo sobre aquella herida. Al acabar, era la única legh en con vida. herida y dolorida continuo.

Durante una hora se siguieron encontrando a más xonen, cada batalla era más cruda y salvaje, ganando heridas, insultos y golpes, la palabra traidora era lanzada todo el tiempo, aquellas agujas oscuras se materializaban cada vez que perdía su daga, al igual que diferentes reacciones de sus acompañantes y adversarios.

Todo el palacio terminó por llenarse de cadáveres de ambos bandos, la noche ya había caído cuando la batalla volvió a ser violenta en los jardines, la nieve se había manchado de sangre, sus oídos zumbaban entre todo aquello, las imágenes eran cada vez mas borrosas.

Reunidas todas las rebeldes, fueron directo al salón del trono rompiendo las puertas todas entraron, observando el techo roto al igual que el gran ventanal, el trono estaba vacío no había nadie ahí, al encender los fuegos vio el humo cubriéndoles las rodillas, todo hacia una dirección, sentado estaba Rewin, con una sonrisa cruda, todas estaban a la defensa, todas fueron directo por él, sólo fue un pequeño movimiento y el fuego inundó el lugar, quemando a algunas, intentando cubrirse detrás de una de las columnas, vio cuerpos arder, apenas lo vio y en su mano una esfera oscura explotó.

Sus huesos se rompieron, el azul iluminaba el lugar, sombras se abalanzaron, una detrás de la otra contra una llama azul, la sangre salía de sus oídos un zumbido llenaba el ambiente, sintió el peso sobre ella, incluso la hoja atravesó el cuerpo volviéndola hacer sangrar. Se quejó por un momento, imágenes de su vida pasaron rápido, acompañadas por un brillo opaco, solo tenía un  pensamiento, la rebelión había terminado.

✴✴

El grito la trajo de regreso, el aire golpeaba con violencia el metal de la jaula, debajo de ella a miles de metros se hallaba un suelo rocoso, las imágenes llegaban a ser borrosas, poco a poco las siluetas tomaron forma. La jaula oxidada la separaba de una gran caída, el miedo le hacía arder el estomago, sintiendo su cabeza pesada vio al cielo, la poca luz y el sonido de las cadenas al girar la jaula la estaban matando, no sabía cuánto tiempo había pasado, vio entre los espacio del metal hacia abajo, ahí en las faldas de la montaña atravesadas por la piedra había cuerpos, ahora solo tenía tres caminos, morir por él frío, por las heridas o por la caída.

Con ojos cansados espero que algo pasara, iba y venía de un mundo extraño, sus recuerdos la impactaron, habían perdido y estaban recibiendo su castigo; el olor a la carne podrida la hizo vomitar, había comenzado a perder la sensibilidad en algunas partes de su cuerpo, escuchaba la muerte llamarla y tenía miedo de ir con ella.

El movimiento de la jaula la despertó, agarrando los barrotes, apenas se sostenía mientras esta se elevaba, una vez arriba dos pares de manos tomaron del metal, escucho un clic, la puerta se abrió, cuando esas manos estaban sobre sus piel, el dolor la hizo gritar, era como un animal herido, su cabeza estaba explotando, quería que el dolor desapareciera.

Al volver en sí, estaba inclinada en el suelo enfrente de la corona, los ojos grises del rey volvían a brillar, la reina era la nieve más pura y los dos príncipes eran pilares oscuros. Podía jurar que escuchó que ella era la última, algo detrás se movió el golpe la hizo tocar el suelo, el sabor amargo volvió.

—Tanta sangre antigua derramada, por nada —escalofríos recorrían su cuerpo, el piso apenas aliviaba el calor de su piel, algo la volvía a sujetar, y eso mismo se había cerrado alrededor de su garganta. 

Puedo ver al rey, como cerraba con fuerza su puño, intento por un momento respirar, el aire se iba poco a poco, su tiempo ya había llegado. El rostro de la única keña que le importaba apareció por unos momentos, aquel zumbido regreso, entre siluetas de nuevo vio un destello azulado, todo aquello estaba de lado, el aire había regresado, gritos, llantos, risas se escuchaban a la lejanía, aquellas siluetas oscuras caían una detrás de la otra, la sangre volvía a mancharla, tan oscura y fría. 

La caída de sangre sucedió enfrente de sus ojos, sintió que su cabeza se partió en dos, entonces lo sintió, aquella libertad que se le fue prometida.


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Hola, espero que estén bien, próximamente ya se pondrá mas al corriente la historia, ya que estoy terminando de actualizar los capítulos, de una vez digo que se viene cosas tristes. Si fue corto perdón, el que sigue será más largo.

El mundo esta por cambiar más para nuestra querida Daena, así que espero que sigan con esta historia, abrazos una galleta 🍪

La Diosa De La Oscuridad ✴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora