ℂ 𝕒 𝕡 í 𝕥 𝕦 𝕝 𝕠 𝟙𝟡

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El sitio cobró vida con rapidez, los faes empezaban a pasar de calle en calle, en grupos pequeños, hablaban de anécdotas, vi algunos altos fae con espadas atadas a la cintura, mi descanso había acabado. Tome mis cosas y camine por el lugar. Había tiendas de ropa, algunos sitios para comprar comida, las calles eran de piedra, incluso las casas eran de dos plantas, podía ver a través de una ventana, el interior de un local, había varias mesas y una barra con sillas altas, al fondo un mueble grande con botellas, tal vez de vino. Continúe hasta que encontré una pieza de madera grande, con varias hojas sobre su superficie, casi todas eran anuncios sobre un pago de tributo a la corte, otro era sobre reclutamiento para vigilar las fronteras, uno en la esquina especificaba algo, algo sobre buscar un nuevo señor. Revuelta, tarde o temprano, seguro pasaría lo mismo que en mi hogar.

Me senté en las escaleras de una vivienda, ya había llegado a la corte de la primavera, faltaban dos cortes y el medio para llegar al amanecer, fue "fácil" entrar a esta corte, pero no sería igual para las demás, más al norte seguro serían más salvajes, ¿Cuál sería la diferencia? Un grupo de jóvenes mujeres estaban cerca, hablaban mientras asentían y se daban golpecitos, escuche lo más antena a su conversación.

 —Dicen que el otoño está aliado con los reinos en el continente. 

—¿Crees que intenten ir por la cabeza de él? 

—Es debido ahora, ni siquiera nos protege, otra corte lo debe hacer. 

—Nunca lo supo hacer, nos dejó a la merced de esa perra. 

—Lo maldeciré toda mi vida, al igual que a su padre y su familia entera. 

—¡Por el caldero! Cuida tus palabras, si alguien te escucha.

—No me harán nada, todos lo odian, no merece nuestro respeto o admiración, además no recuerdas lo que le hizo a la señora de la noche, después de que ella le entrego todo bajo la montaña —las otras damas asintieron, la que había hablado se elevó sobre las otras. 

—Bueno, pero aunque no queramos, fue esa protección durante el tiempo que ella estuvo aquí —Claro, llevamos máscaras y vivimos con los demás en esa montaña.

—Qué grata experiencia — Así que eso opinaba su gente, qué lamentable, y si esa corte del otoño estaba junto con los demás reinos, era mejor evitar estar si alguna vez alguien de Rask entrará en su tierra. Tampoco quería caminar hasta el amanecer, nada mejor que preguntar a ellas sobre algún puerto. Se quedaron calladas cuando me acerqué hasta creo que una brinco al escuchar mi voz. 

—No quiero molestar — bajé mi capa— ¿conocerán algún puerto? 

 —No eres de aquí, ¿cierto? 

—No, si no conocen alguno, gracias por su tiempo —asentí, acomodando mi capucha, una dijo. —El puerto queda al este, tal vez a unos tres o cuatro días 

La Diosa De La Oscuridad ✴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora