"El tiempo y el aire son iguales, sabemos que estan aquí pero nunca los vemos"
"Con mantas de oscuridad, coronas de espinas y ojos brillantes, los dioses siguen aquí; entre sus castillos de piedra y bestias horrendas, ellos esperan el momento de vol...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Trabajen para mi, no para ellos
La voz de Tamlin sonaba lejana mientras veía a los faes menores.
—No deseamos hacerlo —le contestaron.
—Entonces encontraremos a otros que lo hagan, pero no pueden trabajar esas tierras para los señores —les respondió.
Escuche siseos entre el grupo a nosotros.
—¿Dejarás que los humanos tengan nuestra tierra?
—Esos humanos, prefieren comer y trabajar si se les da una buena vida
—Los venderás como a nosotros
—Esa es su opinión, pueden retirarse —terminó la reunión.
Los despacho en silencio, apreté mi puño mirando las espaldas de los faes.
—Podrías haber esperado a que ellos aceptaran —le solté sin temor.
—Nunca lo harían, no dan su brazo a torcer
—Parece que eso es parte de los que viven en la primavera.
—De otros también...
Rodé los ojos.
※※※
—Freilan vendrá
—Se había tardado —dejó el pergamino— será la primera cena que organizaras
—Organizaremos —jugué con la pluma en mi mano. —tenemos suerte de que no haya más ojos, ni oídos de Beron por aquí
—La casa necesita un poco de ruido
—Si, creo que sí, aunque no viene mal estar asi
—¿Sabes lo que debe haber en una cena?
—Si —solté entre dientes —se muy bien que debe haber, y en este caso, tu debes brillar, serás como el postre o el cerdo a degustar
Me mostró los dientes por un momento.
—Por lo menos se necesitan personas para servir la cena.
—A ellos les gustaría que tu les sirvieras, además son los invitados en tu humilde hogar —solté sin ironía alguna.
Conseguir a una cocinera y asistentes para la noche, fue difícil, pero lo logramos, Gallard no contestó a la invitación, así que a la novena luna del mes, recibimos a la delegación del oeste. Freilan, acompañado por otros cinco machos, nos observaron con cuidado, con sonrisas filosas.
—Es bueno verlo de nuevo señor —comentó Tamlin, este extendió el brazo hacia el.
El macho de barba larga y bien cuidada, dudo en tomar la mano.
