Les comento este rumor. Después de tanto, al fin llegó el momento de la mejor propuesta de nuestras vidas. Sexo.
― Vale, ahora tenemos que hablar. ―acomodé mi cuerpo a un lado del suyo.
Después de montarlo y hacer que veamos estrellas, esperamos un poco para recuperar la respiración, pero no nos detuvimos, puso mis rodillas sobre el sofá y continuamos follando en la cama.
― No tienes idea de las ganas que tenía de sentirte. ―llevó su cabello detrás con sus manos.
― Eso fue tu culpa. ―acusé.
― ¿Y eso por qué?
― Porque eras demasiado capullo.
― ¿Yo era el único?, ¿qué me dices Stitch?
― ¿Yo?, que dices. ―me señalé indignada.
― Sí, no podía ni verte la cara, lo hacía y querías arrancarme la cabeza.
― Eso por capullo.
― Ven aquí. ―hizo que me siente en su regazo.
― Ahora a hablar.
― Muy bien. ―enderezándose, escondió su cara en mi cuello, pasando sus manos por mi cuerpo.
― Veo que está más que claro que no podemos estar sin sentir el cuerpo del otro. ―inicié acariciando su cabello.
― Al fin te das cuenta. ―sentir el vibrato de risa me erizó la piel.
― Calla, ahora lo importante.
― Te escucho. ―sus labios besaron mi cuello.
― La propuesta es esta. Sexo.
― Vaya, es la mejor propuesta que me hicieron. ―tirando de mechones hice que me mire.
― Aquí lo fundamental. Y necesito tus cinco sentidos en mí.
― Créeme que ahora lo tienen tus pechos. ―los presionó y le di un manotazo.
― Que hablo en serio. Lo valioso son las reglas.
― ¿Reglas?, ¿es necesario? ―enarcó una ceja.
― Sí, las reglas son cruciales. Regla número uno. Discreción, este trato queda entre tú y yo, nadie más puede saber que nos vemos, ¿queda claro? ―mi voz se volvió seria, era algo notable, nunca antes repetí, entonces la discreción no era un problema. Ahora. . .
― Discreción, ¿nadie puede saberlo?
― Nadie, ni nuestros padres, amigos, noticieros, redes, nadie.
― Bueno, no tengo ningún problema.
― Vale. Regla número dos. . .
― Espera, espera, opino que lo justo es que tú digas una y yo otra, al final, ambos formamos parte de esto. ―rodando los ojos, acomodé las caderas.
― Vale, tienes razón. Regla número dos, dila.
Lo pensó un poco, yo esperé impaciente.
― Regla número dos. Exclusividad, no quiero que alguien más pueda gozar de tu cuerpo, ni movimientos, y mucho menos gemidos, quiero ser el único que te escuche. ―lo procesé, no es mala idea.
― Vale. Regla número tres. Pensaremos con la cabeza fría. Los sentimientos no tienen lugar aquí. Si uno de los dos ―del cual yo no formo parte porque es algo estúpido que eso me suceda― deja de pensar con la cabeza fría, lo dejamos.

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Rumores [+18]
Teen FictionOí el Rumor de que para amar, tenemos que sufrir, y descubrirlo será un camino lleno de ambos. Dolor y amor. Solo esperemos de que las cosas terminen bien. PROHIBIDO PLAGIO O DISTRIBUCIÓN DE ESTA OBRA. CUALQUIER USO INDEBIDO DEL CONTENIDO SERÁ DENUN...