14. Nervios de príncipe

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Un rumor que Luca no comprende, ¿por qué si todas las chicas quieren estar con él, ella no?, solo hay una conclusión, es extraña.


― Vale, hay algo que quiero comentarte. ―dejé lo que hacía para prestar atención a la llamada.

― Tú dirás. ―se formó un silencio, no dije nada. Con príncipe lo mejor es esperar a que esté listo para hablar.

― Se que no crees mucho en esto, y quiero un consejo. Estuve pensando por un tiempo, llevamos viviendo juntos un año y cinco meses, y en una relación, tres años. Considero que es momento de dar el siguiente paso.

― Espera. ¿Tienes pensado proponerle matrimonio? ―me sujeté de lo primero que encontré.

― No, no ―suspiré―. Aún no. Pero llevo considerando la idea de adoptar. ―al tomar un poco de mi café me atraganté.

― ¿Cómo? ―tosí.

― Sí, tenemos los recursos necesarios para que esté cómoda, porque me gustaría que sea. . .

― Amón, entiendo todo, pero, ¿No supones que es apresurado?, digo. . .

― ¿Apresurado?, estuve reflexionándolo durante semanas.

― Si, pero un niño es mucha responsabilidad, necesitan. . .

― ¿Un niño? ―afirmé y empezó a reírse, confusa le pedí que se explique―. Princesa, no. ―continuó riéndose.

― Que ya, que no entiendo nada. ―esperando a que se calme rodé los ojos.

― No, eso menos, no estoy preparado para ser padre, no. Te digo de adoptar a un perro o gato. ―entendiendo me toqué el pecho.

― Idiota, que no te explicas bien. Vale ―solté una pequeña risa―, si juzgas que están listos, pero déjame decirte que tampoco es sencillo.

― Si, lo sé, pero que dices, ¿crees que estamos preparados? ―opinándolo, hice una lista.

― Yo supongo que sí, es un inicio.

― Pero, ¿crees que lo estamos? ―sonreí.

― Príncipe, aquí lo que importa es lo que ustedes consideren.

― Si, y yo considero que lo estamos, es un paso, pero estoy nervioso. ¿Qué tal que no quiere?

― Vale, entiendo tu nerviosismo. Te recomiendo que lo hablen, pero con todas las cartas sobre la mesa, tener una mascota es una responsabilidad, no es cosa de juegos.

― Si, lo sé. Que estoy nervioso, preparé una cena romántica y estoy esperando a que regrese de trabajar, yo salí antes para preparar todo.

― ¿Solo una cena? ―molesté un poco al nervioso de mi hermano.

― Calla, que me pongo más nervioso ―confundida por el silencio que se formó, esperé a que siga―. Llegó, joder, creo que vomitaré.

― Todo saldrá bien, y si Axel no piensa que estén listos, hablarán de ello.

― Sí, espero no hablar por los codos, deséame suerte. ―negué divertida, estaba segura de que le diría que sí, ambos están más que preparados.

― Mucha mierda hermanito. ―despidiéndonos, terminé llamada. Con el móvil en manos recordé que tenía un asunto pendiente.

Número sin guardar.

Deje mi vestido en tu auto.

La respuesta tardó unos minutos.

Me di cuenta, supongo que me lo quedaré, como tú, con mis sudaderas.

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