29. Derribando barreras

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Llegan los rumores, de que vivir con miedo, no es vivir.


― Este año será ahí, todos iremos. ―hablaba con unas primas.

― Vale, tengo todo preparado, solo tienen que llegar y ya.

― Estaremos dentro de unos días, posiblemente nos quedemos dos a tres días después del evento. Así pasaremos más tiempo con vosotros. ―yo conocía todo sobre el tema.

Todos estaríamos aquí, y me encanta la idea de tener a mi familia cerca, somos muchos y la idea de verlos después de meses, me encanta.

― Yo estoy esperando a ver a los chicos, seguro están guapos, guapotes. ―reí, tiene razón, los chicos están para comérselos.

Seguí hablando con ellas, y escucharlas calienta mi corazón.

Pasaron los días dichos, todo estaba en completo orden, y como era de esperarse, nosotros fuimos a recibir a nuestra familia, todos llegarían para la conferencia de Mulut y aprovechando festejaríamos otras cosas, y estaba más que emocionada cuando escuché.

― . . . Escuchadme, yo sé que es por aquí, me lo dice el instinto de abuela. ―giré escuchando las voces.

― ¡Yaya! ―fui para abrazarla.

― Oh tesoro ―soltó lo que sujetaba acercándose―. Se os dije, nunca subestiméis el poder de vuestra madre ―señaló a mis tíos―. Mis nietos. ―todos se acercaron a abrazarla, era una bola de abrazos.

― Lo que tú digas, mamá.

― Claro que sí. ¿Dónde está. . .? ―buscó con la mirada a mis padres y se cortó cuando escuchó a reina.

― Martina, tanto tiempo. ―la saludó.

― No tanto cielo, no tanto.

― Mamá. ―contento saludó a rey.

― Mira que guapote estas.

Vi que Ethan estaba con tía Luz, conversaban contentos. Entonces Ro y yo fuimos con nuestros primos que estaban contentos.

― Que estoy flipando, ¡primos! ―nos saludó.

― Hola. ―los abracé a todos.

― Que maja estás tía. ―dijo una.

― Estás de coña, que tengo que ponerme las pilas. ―abrazó a estorbo.

― ¿Cómo se encuentran?

― No tan bien como tú, galán. ―lo escanearon.

― Mierda, mira qué grandes están. ―éramos demasiados.

― Al fin llegamos, os juro que iba a potar si seguía en esa cosa. ―llegó otro con una botella de agua.

― Se le fue la pinza en medio vuelo. ―informaron en lo que vi a los pequeños ir con Ro.

― Como mola este lugar.

― Solo estamos en el aeropuerto, ¿Qué mierda dices tía?

― Pues está guay.

― Miren qué galán. ―entendí por qué lo dijo. Axel apareció con mi hermano.

― Mucho gusto señoritas. ―era tan alemán.

― Primo. ―saludaron a príncipe.

― Chicos.

― Este hombre fue cagado por los dioses. ―mis primas se arreglaron el cabello y fueron a abrazarlo con efusividad.

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