45. Planes

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No pienso culparla, los rumores dicen que come por dos, o incluso tres, yo también y no me arrepiento de nada.


El tiempo iba pasando y las cosas con Amunet estaban muy bien, después de resolver lo de la página, nos esforzamos por ser más discretos, al tener sexo, lo hacíamos en mi departamento, o en alguno de nuestros autos, cuando salíamos y estábamos alejados, en la universidad nos encargábamos que sea un lugar donde nadie nos vea.

Pero por mucho que hagamos todo eso, los rumores seguían. Estaba preparando palomitas de maíz para la noche, tenía pensado ver una película con Stitch, después disfrutar de lo que más nos gusta, sexo.

Con el tiempo, la voy conociendo, entonces, sabiendo como les gustan, fundí mantequilla para agregarlas. No tenía ni idea de que veríamos, pero eso no importaba, la simple presencia de ella, me daba tranquilidad y paz, me gustaba hablar con ella y eso quería hacer ahora.

Escuchando Lost on You de LP vi que se encendía la pantalla de mi celular, al ver la miniatura, vi que era Amunet, acercándome a contestar, suspiré, acaba de cancelarlo, sin darle importancia porque seguro está cansada, lo dejé, me preocupa que haga más de lo que su cuerpo pueda soportar, es mejor que descanse.

Aunque, conociéndola, no lo hará y seguirá trabajando.

Vaciando las palomitas a un recipiente, fui a sentarme al sofá, tirando la cabeza atrás, respiré con profundidad, ¿qué me pasa?, ¿por qué me molesta que no nos veamos? ¿Estaré volviéndome loco?

Tratando de calmarme, mi celular timbró, seguro era ella, para decir que, si vendría, pero no, en su lugar, Isabella me llamaba. Respondiendo hice a un lado lo que tenía.

― Holaaaaa lindo ―con una pequeña sonrisa, respondí―. Mira, estoy con Emma, y estamos en tu cafetería favorita, ¿quieres algo? ―estuve a punto de decirle que no, pero se me ocurrió una idea.

― Sí. ―levantándome, caminé por la sala, pidiendo doble, tenía una idea.

― Parece que tendrás visita. ―comentó antes de terminar la llamada.

― No, me gusta ese sitio, lo saben. ―aclaré divertido.

― Si claro, espéranos que te lo llevamos.

Mientras esperaba, preparé una canasta con lo necesario, frotando las manos, traté de recordar todo lo que tendría que poner para la sorpresa.

A las diez, llegaron con el pedido, dejándolas pasar, me entregaron la bolsa con comida.

― Si piensas comerte todo eso tú solo, perdiste la cabeza. ―llevándolo a la cocina, escuché.

Sí, era mucho, pero con el tiempo, descubrí que, Stitch come por dos, o por tres.

― Que puedo decir, me gusta su comida. ―encogiéndome de hombros, regresé.

― Por lo visto. Usaré tu baño. ―Isa desapareció.

― ¿Qué tramas? ―preguntó entonces Emma, mirando la puerta de la cocina.

― Nada, simplemente me dio hambre. ―y como ella me conocía desde que éramos niños, fácilmente descubrió que mentía.

― Tienes una cita, no me digas que conociste a una chica. ―sonreí disimuladamente.

― No es nada.

― Mierda, Luca Hearst conoció a una chica, quien lo diría, ¿quién es?, ¿la conozco?, espera, ¿la conozco?, ¿cómo se llama?, o no espera, ¿es bonita?, pero que digo, claro que es bonita, si tú haces esto por ella debe ser importante, digo. . . ―la corté al verla tan emocionada.

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