3. Volver a verla

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Tengo el rumor de que en una madre es quien cuida y está contigo, no la mujer que te parió.


Sintiendo como sus paredes me apretaban gruñí, su piel era caliente, entraba y salía con facilidad. Sus expresiones me excitaban como nunca antes pensé, y sus gemidos me encantaban. No tenía ni idea de donde salió esta chica. Pero sabía una cosa.

Tengo que volver a verla.

Lo pasé tan bien que olvidé todo, solo recuerdo su cuerpo y el mío moviéndose en una perfecta sincronía.

Jadeantes, esperamos a que nuestras respiraciones se controlen. Cuando ella quiso irse la sujeté con fuerza, frunciendo las cejas, la vi. Pareció no darse cuenta o decidió ignorarlo, mi desconcierto era grande, no quería que se fuera, quería que sigamos disfrutando.

La convencí de dejarme su número, al verla caminar a su auto, esperé a que de media vuelta, regrese y tengamos sexo hasta agotarnos, todo lo contrario a eso, la vi marcharse.

Limpiándome con papel, no me preocupé, tenía su número, abriendo la aplicación para llamarla, busqué, quedé completamente extrañado al no verlo. Frunciendo el ceño, seguí buscando.

Fui a las pestañas y vi que la de notas estaba abierta.

Fueron grandes orgasmos. Linda.

Riendo sin gracia, releí la nota, acaba de jugármela, sorprendido por Linda cada vez más, regresé a mi hotel.

Encendí la radio y la apagué inmediatamente, el recuerdo de Linda estaba en mi cabeza, no entiendo por qué no le gusta, pero lo dejé ahí.

Al llegar, vi que los periodistas seguían en la puerta. Notando mi presencia, rodearon sin dejarme pasar, rápidamente los guardias del hotel me dieron paso. Entendiendo que tenía que responder unas preguntas o no se irían.

Los flashes no pararon, pero acostumbrado, escuché tratando de distinguir las preguntas.

― ¿Vio a la señorita Dumas?, ¿ustedes son amigos? ―sin entender esa pregunta, busqué otra.

― ¿Amunet Dumas pasó la noche aquí?

― ¿Pueden explicarme qué sucede? ―hablé con los guardias.

― Se corrió el rumor de que vieron a la señorita Dumas en el hotel. ―entonces que estaban aquí por ella. No la conocía y estaba aquí.

― Yo no la conozco. ―aclaré y entré al hotel, donde los gritos quedaron ahogados.

― Como lo sentimos Luca, uno de nuestros empleados corrió la voz. Pero tranquilo, eso no volverá a suceder. ―explicó el dueño, era amigo de mi padre.

― No hay problema. ¿Quién es Amunet Dumas? ―pregunté.

Este miró a los que estaban en la sala.

― Es la chica que lo acompañaba.

― No. ―no entendí.

― Claro, no, no lo era, y Amunet Dumas nunca piso este hotel. ―guiñándome un ojo, empezó a dar órdenes, olvidándolo, entré al ascensor.

Dirigiéndome a mi habitación, mi celular empezó a sonar. Contestando, escuché la voz de Lauren.

― Hijo, te llevo esperando media hora. ―vi mi reloj, efectivamente, iba retrasado.

― Se me fue la hora Lauren ―contesté sin ánimo de discutir―. Espera que ya voy. ―terminé la llamada.

Obligado a tener que verla, fui a cambiarme de ropa, terminado, conduje hasta el restaurante, como era lógico de Lauren, el lugar era elegante, pomposo.

Rumores [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora