Epílogo

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Noooo, ¿cómo que ya terminó?, los rumores fueron cortos. Lo único que puedo decir es. . . Amé compartir mis rumores con ustedes. . . ¡No estoy llorando!


Tres años después. . .

Por la noche estaba llegando a casa. Después de un día ajetreado, tiré mi bolso quitándome los zapatos.

Al sentir el olor provenir de la cocina, caminé a esta. Escuchando Supernova de Ansel Elgort canturreaba hasta entrar. Y ahí estaba. Mi corazón, latiendo con desenfreno, llegué hasta tener su espalda desnuda contra mi pecho. Rodeándolo con mis brazos, sentí su asombro.

Rebajó el volumen de la música y volteó dejando lo que hacía.

― Mi preciosa Stitch, no te escuché llegar. ―sonriente, le di un suave beso, sin profundizar o la comida se quemaría.

― Con la música a ese volumen. ―divertido, me dio un pequeño azote en el culo.

― Llegué antes y quise sorprenderte. ―asomándome a ver, rodeó mi cintura apegando nuestros cuerpos.

― ¿Cómo te fue? ―liberada. Comenté como me fue con mi psicoterapeuta.

Después de hablarlo, ambos entramos a terapia, o bueno, regresamos a terapia, ya llevamos un par de años con ello y puedo decir que vamos en pompa. Avanzamos mucho. Tanto que ahora vivimos juntos y todo parece ir bien. No. Todo va bien, muy bien.

― Eso es estupendo. ―volvimos a besarnos.

― O cortamos ahora, o pienso follarte sin descanso y la comida se arruinará. ―con mimo va quitándome la chaqueta que llevo puesta.

― La comida puede esperar, yo no. ―feliz, logré que me suelte para seguir con la comida.

― Vamos capullo, comeremos y después soy toda tuya. ―aceptando, ambos terminamos de cocinar.

― Reina quiere que vayamos a visitarlos. ―anuncié terminando de servir el jugo.

― Creo que les cuesta un poco que te mudaras. ―estuve de acuerdo, ya son dos años de los cuales llevo viviendo con Luca y no terminan de aceptarlo.

― Lo terminarán aceptando, solo espero que pronto. ―continuamos comiendo.

Desde el punto del accidente, Luca y yo hablamos de muchas cosas, o bueno, hablamos después de que me mandara a descansar, soy una adulta, pero me manda a descansar. Le dije todos mis miedos, le dije todas mis preocupaciones, y que no tenía idea si algún día lo superaría.

Tras su recuperación, decidimos varías cosas. La primera. Terapia, ambos sabíamos que necesitábamos ayuda profesional. Segundo. Quitarme estrés, no fue una decisión fácil, pero llevaba tanto tiempo con ello, que no estuvo fácil. Tercero. Poder soltar, creo que eso fue lo más complicado, jamás en mi vida tuve que hacer algo tan duro como aquello.

― ¿En qué piensas? ―besó mi frente cogiendo los platos para llevarlos a lavar.

― En lo sexy que te ves así. ―siguiéndolo, terminamos de limpiar.

Poniendo las cosas en orden. Puse Hey Soul Sister. Las primeras notas sonaron y comencé a cantar, bailando en medio de la cocina, le tendí mi mano.

― Baila conmigo cariño. ―sin dudarlo, aceptó y nos divertimos.

Canción tras canción, nos la pasamos bailando en medio de la cocina. Mirándolo, supe que lo había logrado, costó bastante, varías noches donde supuse que no lo lograría, peleas y momentos difíciles, pero no fue así. El esfuerzo valió la pena. Ahora soy mucho más feliz.

Acercándome, terminé entre sus brazos. Besándolo con toda mi pasión, contuve las lágrimas de emoción, si lloraba ahora, estoy segura de que se preocuparía por nada.

― ¿Ahora si eres toda mía? ―pasó sus manos por mi cuerpo.

― Siempre. ―besándonos, fuimos caminando.

― Me encanta saberlo. ―a tropiezos subimos por los escalones.

Riendo, terminé sobre nuestra cama. Acariciándonos con cariño, fuimos desvistiéndonos. Con nuestros ojos conectados, sonreímos.

― La canción que escuchaba cuando llegaste, me hizo recuerdo de la vez que dijiste que me amabas. ―bajó a mi cuello comenzando a chupar.

― ¿Así? ―le di acceso jadeante. A mí también me lo recordaba.

― Nos conocimos en San Francisco y me dijiste que me amabas en Chicago. ―quitándome el sujetador, se dedicó en mis pechos.

― ¿Nunca lo olvidarás? ―sujeté entre mechones para guiarlo.

― Jamás, esperé bastante.

Su lengua presionó mi pezón, arqueándome, supliqué que no se detenga. Mordía y chupaba sin descanso, era tanta mi excitación, no podía dejar de moverme. Restregándonos, y arqueándome para no tener ni un milímetro separados.

― Es algo que ya sabía, solo quise escucharlo por propio placer. ―comentó, bajando poco a poco a mi vagina.

― Qué engreído. ―casi reí temblando al sentir como iba quitándome las últimas prendas, así tuvo mi cuerpo completamente desnudo.

― El término adecuado sería. Orgulloso, solo mira qué suerte tengo, mi novia es la mujer más bella que pisó esta tierra.

― Eres un capullo cursi. ―iban a decir algo más, cuando abrió mis piernas todo lo posible, sujetando de mis muslos, comenzó.

― Y tú eres deliciosa. ―quise cerrar las piernas para frotarlos contra su cabeza.

Sabía que dejaría marca de sus dedos, su fuerza era mucha.

― Mhm. . . Sí. . ., sí. ―gimoteé sujetando las sábanas.

Al momento que se detuvo, solté una queja, antes que pueda decir nada, subió para besarme, respondí inmediatamente, como disfrutaba de sus besos, eran suaves, cálidos y nada lo superaría.

― ¡Luca! ―grité al sentir como su pene entraba de una estocada.

― Tan mojada y perfecta para mí. ―de forma circular, movió las caderas.

Logrando que cambiemos de posición, acomodé cada pierna a un lado. Sujeté su erección y fui insertándome. Dio un azote y chillé comenzando a menearme. Sin descanso, lo follé. Tocando mis pechos, no dejé de moverme, estaba viendo estrellas.

Cuando sus dedos fueron a mi clítoris, e hicieron círculos sobre este, perdí completamente la cordura. Sin poder aguantar mucho más, ambos llegamos al orgasmo, nos corrimos entre jadeos, como si fuera gelatina, terminé echándome sobre él.

Nos acomodamos y descasé, escuchando su corazón, tocaba la cadena que nunca lo dejaba. Fue por ella, tiré de ella para besarlo, lo hice y en ese momento fue donde terminé enamorándome, porque en mi caso, solo necesité segundos para hacerlo, pero meses para aceptarlo.

Divertida al ver que se removía para continuar, abrí mis piernas para que esté entre ella, abrazándolo con ellas, sonreí tirando de su cadena, justo como lo hice años atrás.

― Te amo capullo. Alias Luca Hearst. Te amo.

― Te amo Stitch. Alias Amunet Dumas. Y quiero pasar contigo mi vida. ―con el corazón latiendo a mil por hora. Nos besamos.

Nos besamos con amor, con cariño. Con todo lo que tenemos. Era él, siempre fue él.

Luca Hearst, mi persona para escuchar música y sentirlo con todo el corazón.

Luca Hearst, mi amado capullo.

FIN.

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