50. El proyecto

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A bailar, festejar, que este rumor es una gran noticia, jodeeer. Que acaban de aprobar el proyecto. 


Desperté con pereza, mientras me removía, sentí la firmeza de unos brazos abrazándome, no tenía que abrir los ojos para saber quién era, conocía perfectamente ese tacto.

Sintiendo calor en mi interior, lo miré dormir, estaba muy cerca de sus labios, tanto que, con un simple movimiento, no uniría.

Hice lo posible para no moverme tanto, no quería despertarlo, con mucho fui subiendo la mano, así hasta tocarle el cabello, peinándolo un poco, quitándole un par de mechones de la cara.

Formé una pequeña sonrisa, este hombre está loco, en definitiva, recuerdo lo que hicimos, cada detalle, y en eso, recordé la palabra.

Cariño.

Me dijo cariño, la forma en que lo dijo y su tono, hicieron sienta extraño, era la primera vez que alguien externo a mi familia me llamaba así.

Pasé mi dedo índice rozando su cara, por la mandíbula, nariz, pómulos, cuando llegué a sus labios me detuve, ¿qué estaba haciendo?

Reaccioné.

Lo mejor sería irme, con mucho cuidado, traté de deshacer su agarre, no me lo permitió, lo miré con ceño fruncido. ¿Acaso. . .?

En sus labios se formó una sonrisa, estaba despierto, será capullo.

― ¿Hace cuanto que haces del tonto?

― No hace mucho. ―sonrió aún más.

― Eres un capullo, suéltame.

― Estoy muy cómodo así. Pero gracias. ―hizo su agarre más fuerte, acercándonos más.

― Que bien por ti, suéltame. ―traté con todas mis fuerzas que no me temblara la voz.

Luca era la única persona que me puso nerviosa en mi vida, y detestaba eso, porque ahora lo estaba haciendo.

― Ven, seguiremos durmiendo. ―tiró acercándonos.

― Tenemos que levantarnos, hoy parte el vue. . . ―mi voz era suave, como si se tratase de un secreto.

― No creo que nos extrañen mucho. ―dijo en el mismo tono que yo.

― Luca.

― Hazlo otra vez. ―aquí no entendí y lo vi a los ojos.

― ¿Qué? ―fruncí las cejas.

― Pasar tu dedo por mi cara ―no, que es un capullo, gilipollas, estúpido, estaba despierto todo el tiempo, es un completo idiota que. . .―. Así. ―soltó una mano de mi cintura para hacer exactamente lo mismo que yo hice.

― Luca. ―susurré, obligando a mis ojos quedarse abiertos, se sentía tan bien.

― Si me dices que me detenga, lo haré. ―no lo hagas.

Por razones obvias no dije eso, solo me quedé callada. Ya que estábamos en esas, tome la libertad de cerrar los ojos. No pensaba admitir que se sentía bien, pero sé que mi cuerpo me traicionaba.

― Las cosas se salen de nuestras manos ―informé lo obvio.

No estoy enamorada, pero, hace que siente cosas que nunca antes sentía, como los deseos tan grandes de besarlo siempre, nunca antes me pasó algo como esto, sé que no es amor romántico, no conozco ese sentido de amor, pero tengo miedo a que lo que sienta sea eso.

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