Los rumores llegaron y él lo dijo, fueron días difíciles, pero logró superarlo, y ahora busca estar en paz.
La vi de reojo, tenía la cabeza apoyada en la ventanilla observando las calles. Me gustaría saber lo que piensa, en que, en quien. Me gustaría que piense en mí, que sea yo quien se la pasa en esa cabecita, como lo hace ella en la mía.
Tenía planeado llevarla a un edificio, hubo una exposición y estoy seguro de que le encantaría verlo, terminando el recorrido, iríamos al techo para ver el cielo, este era tan alto que se podían ver las estrellas sin ningún problema. Como cuando la llevé a mi cabaña, para que pueda verlas. Quiero ver como sus ojos brillan.
Cada vez que el auto se detenía, la observaba, su rostro, su cuerpo. Pasando la mirada por su bata sonreí.
― Quisiera saber de dónde compras tu ropa, primero calcetas de Stitch, que me gustaría suponer que es por mí. Y ahora, una bata de pizzas. ―mirando su prenda sonrió.
― Tengo toda una colección.
― Quiero verlas.
― Algún día te las mostraré. ―conversamos mientras conducía hasta llegar.
Sin responder sus preguntas, salimos, sujeté la canasta y la guie.
― ¿Por qué estamos aquí? ―sin entender nada, veía el edificio, le mostré las llaves―. ¿Cómo conseguiste las llaves de este lugar?
― ¿Importa?
― Sí.
― El dueño es un amigo. ―simplifiqué.
Le mostré la exposición, con ayuda del amigo, paseamos por el sitio, nos indicó varías cosas, tras una hora terminamos y fue momento de subir a ver estrellas.
― ¿Tú preparaste esto? ―miró las mantas que tenía con unas copas, al lado de estas, unos binoculares.
― No, esto siempre está así, ya sabes, para que. . . ―me dio un golpe amistoso en el hombro.
― Capullo. ―la atraje a mí.
― Dilo otra vez. ―hablé sobre sus labios.
― ¿Qué? ―sus labios se unieron con los míos y por poco olvido lo demás.
― Eso de capullo.
― ¿Por qué? ―divertidos retrocedimos un poco.
― Me gusta que me lo digas.
― Estás loco.
― Vamos, dame ese placer de escucharlo de tus labios.
― Capullo.
― Otra vez.
― Capullo.
― ¿Mhm?
― Capullo.
― Una vez más.
― Capullo, capullo, capullo.
― Me vuelves loco. ―dejamos las palabras para después.
Nuestros labios se unieron, primero rozándose con un beso suave que me desequilibró, eso causaba en mí, sea un solo roce me volvía loco, no necesitaba más para que esté a sus pies.
Sus labios eran suaves.
Intensificando el beso, metí mi lengua en su boca, la abrió para darle acceso y las juntó. Con mis manos en su cintura para tenerla más cerca, ella las puso en mi cuello. Olvidé todo a mi alrededor, nada importaba más que sus labios, su cuerpo, su aroma. Nada más que Amunet.
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Rumores [+18]
Fiksi RemajaOí el Rumor de que para amar, tenemos que sufrir, y descubrirlo será un camino lleno de ambos. Dolor y amor. Solo esperemos de que las cosas terminen bien. PROHIBIDO PLAGIO O DISTRIBUCIÓN DE ESTA OBRA. CUALQUIER USO INDEBIDO DEL CONTENIDO SERÁ DENUN...