40. Insufrible

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Dudas, tengo miles, pero sus rumores, ¿tienen qué discutir siempre?, que yo si quiero que puedan estar sin hacerlo.


Sus labios son suaves, los movía con destreza sobre los míos, era placentero sentir su cuerpo pegado a mí.

Estaba desnuda, completamente desnuda, nuestras pieles ardían, sus pechos contra el mío. Sintiendo más desespero, bajé la mano hasta su trasero, parte de mi semen estaba ahí, y maldición, sentirlo, me excitó más.

Presionándola contra mi cuerpo, nuestras respiraciones se aceleraron. Toda ella era mi tentación, mi fantasía.

― Deberíamos tomar un baño. ―sugirió apenas, no quería soltarla, sus labios son una adicción.

Mis ganas de subirla a la encimera, abrir sus piernas y follarla crecían a cada segundo. Solté un gruñido presionando su trasero, su pequeño cuerpo me llenaba de placer.

― Que. . . Deberíamos. Tomar. . . Un baño. ―insistió cuando bajé a su cuello.

― Mejor si follamos ahora. ―sentí el pequeño vibrato de su risa.

― Podríamos hacerlo en el baño. ―mordisqueé su piel antes de verla.

― Me vuelves loco ―dije con sinceridad antes de elevarla para que enrosque sus piernas en mí. Su risa contagió a la mía―. Te verás tan deseable cubierta de espuma. ―besándola nuevamente, nos encaminé al baño de mi habitación.

Conocía perfectamente mi departamento, no se me hizo difícil moverme, no tuve que hacer mucho esfuerzo, era pequeña y liviana.

Llegando al baño la acomodé sobre el lavabo, sin poder resistirlo, junté nuestros labios, no podía estar mucho tiempo sin sentir la calidez de su lengua, era fascinante.

Escuchando su petición, nos adentramos bajo los chorros de agua, estaba tibia, y sin poder aguantar mucho más, me abrí paso por su sexo. Nos volvimos adictos a esto, a poseernos, dejando que nuestra parte más carnal salga.

Amunet me recibió jadeante, estábamos excitados, no podíamos parar, no después de tanto tiempo sin estar juntos, lo necesitábamos, o al menos para mí fue una completa tortura.

Embistiéndola cada vez más rápido, gocé de cómo me presionaba con sus muslos. Solté un gruñido sintiendo como clavaba sus uñas en mis hombros para ir bajando por mi espalda, completamente excitado, reclamé su boca.

― Quiero escucharte ―con las manos sobre su trasero, la atraje a mí, quería tenerla pegada a mi cuerpo―. Dime que quieres. ―su expresión me demostró lo mucho que le gustaba lo que estaba haciendo.

― Luca. . . ―mi nombre con su voz era de las mejores cosas que escuché―, quiero que me folles como nos gusta ―gimió para morderse el labio inferior―. Sí, así. . . ¡Sí!

Perdidos en todo, seguí embistiéndola, nos sumergimos en el placer de tenernos, ahora solo éramos nosotros, disfrutando de lo que más nos gusta, sexo.

Tener a Stitch en mi cama, con las sábanas enredadas entre nuestros cuerpos me gustó, no sabía que podía sentirme tan cómodo con alguien. La escuchaba hablar sobre el evento de igualdad que estaba organizando.

― Llegarán varios representantes ―jugábamos con nuestros pulgares―. Tengo preparado varias cosas, y sé que saldrá perfecto. ―capturando su pulgar seguimos.

― Entonces todos llegarán para ello.

― Sí, estoy emocionada, tengo amigos que no veo desde hace tiempo, el anterior fue en Canadá, y no pude asistir, tenía otras cosas que hacer, pero ahora los veré. ―escuchar su emoción hizo que sonría.

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