30. Malo, malísimo

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Las reglas están rompiéndose con el paso del tiempo, no solo Luca las incumple. Y no generé ese Rumor.


― Ya tengo todo preparado para la noche. ―se acercó Ro feliz.

― No puedo creer que acepté ir.

― Nos divertiremos estorbo. ―besó mi frente con cariño.

― Eso espero. ―de pronto, se acercó Luca.

― ¿Puedo hablar contigo un momento? ―miré a mi amigo, asintió alejándose.

― ¿Qué sucede? ―nadie nos observaba, entonces lo guie por unos pasillos.

― Eso quiero saber yo, ¿qué sucede? ―estuve evitándolo, sin contestar sus mensajes y sin verlo.

― No sucede nada. ―con disimulos me alejaba de él.

― ¿En serio?, llevas dos días ignorándome.

― Estuve ocupada, aparte, no tengo por qué darte explicaciones.

― No si no quieres, cierto, pero quiero saber. . .

― ¡Prima Amunet! ―giramos cuando mis primitos corrieron a mí.

― Chiquillos. ―por poco y me tiran al suelo, todos corrieron. Gracias a Luca que me sostuvo no lo hice.

― Mira, que se me ha caído un diente. ―mostró sus dientes, y efectivamente faltaba uno más.

― Bueno, guárdalo bien, en la noche te lo cambiará el ratón.

― A mí también. Mira. ―y empezaron a mostrarme sus dientes.

― ¿De dónde saliste tú? ―mi primito de cinco años se acercó a Luca mirándolo receloso.

― Soy Luca. ―habló en un perfecto español.

― ¿Es tu voladito? ―susurró la pequeña rubia.

― Es un amigo. ―dije forzándome a sonreír.

― ¿Un amigo? ―son muy preguntones.

― Bueno, regresad a jugar, después yo estaré con vosotros.

― Te estaremos vigilando, que te enteres. ―lo señaló. Se me hizo tierno, mi primito chiquito con Luca que era muy alto.

― Y yo a ti. ―respondió.

De pronto regresaron a jugar, correteando por todo lado. Enderezándome lo vi.

― Perdona, ellos son, bueno, son niños. ―acomodé mi cabello.

― Me gusta escucharte hablar español.

― Cielo, ¿qué hacéis aquí los dos? ―no pude responder cuando se acercó tía Mia. Se acercó dándome dos besos en cada cachete, pude notar como ya empezaba a notarle una pequeña barriga.

― Tía ―respondí, ella vio al hombre detrás de mí―. Te presento a Luca, un amigo de la universidad. ―hizo lo mismo con él, pero él no estaba acostumbrado a tanta efusividad.

― Un placer. . . ―su celular timbró―, perdonad. ―se alejó contestando. Y por esa parte vi a tío Dean, esa pareja no puede vivir sin estar trabajando, pero desde que está embarazada, las cosas se complicaron, él quiere que ella descanse, pero ella se niega.

― Mira, lo mejor será que regreses a la reunión, mi familia está por. . .

― Hola, ¿disculpa, pero quien es el pringado?

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