9. Sueños que dan gusto

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El rumor de Luca pone que, los sueños son hermosos, mucho más si está ella en ellos, y mueve las caderas de esa forma.


Mirándola, esperé a que diga que no lo dice en serio, pero no, nada, estaba segura, incrédulo salí de esa casa, no me quedaría si ella no quiere, tampoco la obligaría a nada. Con ganas de distraerme, ya que no podía seguir pensando en ella. No lo merecía, acaba de usarme, me usó y desechó. ¿Desde cuándo me hacían eso?, jamás.

Después de recoger mi auto, me puse a revisar mi celular cuando pude, estoy seguro de que debe haber una fiesta ahora, siempre hay una, solo tengo que buscar. Logrando encontrar una, estaba al otro lado de la ciudad, eso ya no importaba, después me las arreglaba para irme. Conduje a toda velocidad a la fiesta, era en casa de Rebecca, y ella dejaría que duerma ahí. Llegando vi la casa desbordar, no era el único que necesitaba una fiesta.

Entré y fui directo a la cocina, tomé lo primero que vi, tomé uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez. . . ¿en cuál iba?, ¿era el séptimo u octavo?, no importa, traté de pasarla bien, pero mientras más tomaba, más regresaba a mi cabeza.

De camino a la sala que hacía de pista de baile, me dediqué en bailar con una chica rubia, no sabía su nombre, eso no importaba, podría irme con ella, no está nada mal, de hecho, sus ojos eran verdes, no como los de Stitch, que eran. . . pero, no, estamos enojados con ella, es una Stitch muy mala.

Reí.

Tenía mucha maldad para su cuerpo, hermoso y bello cuerpo, por dios, esa chica tenía unas hermosas curvas, sí, era mucha sensualidad para su cuerpo, ¿era así?, no importa, ese le queda mejor.

Su sabor seguía en mí, ¿cómo alguien puede saber tan bien?, y sus gemidos, sus gemidos eran lo mejor que escuché, sí, claro que sí. Sus jadeos eran suaves, excitante, dulces. La forma que tenía de mover el cuerpo me mataba.

Salí de mis pensamientos, después de bailar con la chica, subimos a una habitación de la casa, entramos y empezó a besarme, ese beso no era nada coordinado, yo estaba demasiado borracho como para poder hacer algo bien.

Me eché en la cama, ella se acomodó a horcajadas, empezó a besarme nuevamente, traté de seguir despierto, pero no lo logré, terminé durmiéndome, todo se volvió borroso, para pasar a negro y nuevamente a luz.

¿Dónde estaba?, no tenía polera, estaba solo con un buzo negro, ¿buzo negro?, pero yo estaba usando pantalones de mezclilla, ¿o no?

Incorporándome, traté de ubicar la habitación, era la del hotel, ¿por qué estoy. . .? , dejé de pensar al escucharla, estaba cerca. Agudizando el sentido, escuché que me llamaba. Al verla aparecer quedé asombrado.

Utilizaba una camisa blanca, donde los primeros botones estaban abiertos, podía ver su cuello y piel descubierta, bajé la mirada y vi sus pantalones cortos, muy cortos, escaneé cada parte de su cuerpo dos veces, estaba descalza y amé verla así. Tan sensual, tan hermosa, tan Amunet.

― Tú y yo tenemos algo pendiente. ―fue acercándose lentamente, la desesperación me comía, quería tenerla cerca mi cuerpo.

― ¿Y eso es? ―pregunté elevando el brazo para tocar la tela.

― No fui justa contigo. ―a un lado de la cama jugueteó moviéndose.

― No, no lo fuiste. ―subiendo, con sensualidad, se acomodó sobre mí, meciendo las caderas.

Mis manos recorrieron su cuerpo, fui subiendo por sus piernas, su trasero, y sus pechos, tocando la tela, noté que no traía sujetador, dios, con mis pulgares presioné sus pezones, bajando por el costado de su cuerpo regresé a sus nalgas, no pude aguantar las ganas de apretarlo, mierda, era completamente perfecto, podría quedarme así para siempre.

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