Capítulo 34: puerta

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YoonGi entró a su cuarto y recostó su cuerpo en la puerta.

- !Mierda! - tenía un gran problema.

No entendía porque HoSeok lo hacía reaccionar de esa forma.

Si seguían presentándose ese tipo de situaciones no iba a poder controlarse.

- ¡Ahg! - se sentía frustrado y estupido.

Tenía que atender la situación lo antes posible. Dejó caer la cobija que ocultaba a los ojos de otro su problema aunque él mismo no podía negar que estaba ahí.

Con el frio que hacia y YoonGi ardía por dentro.

- Maldito HoSeok - el chico lo calentaba de una forma que no podía entender.

En otro momento y en otro clima hubiera tomado una ducha fría y así se hubiera desecho de la dureza que martirizaba su pantalón holgado de una forma menos tortuosa. Pero ese no era el caso.

Metió la mano helada y tanteo la gravedad del problema. Se rió sarcásticamente. HoSeok tuvo suerte. Seguramente hubiera pasado un mal rato si él no hubiera conseguido cohibirse.

Lanzó el libro sobre la mesa y pego la mano libre al marco como si se le fuera la vida en ello, como si fuera su polo a tierra.

Echó su cabeza hacia atrás pegándola completamente a la madera y sacó su miembro erecto, lo rodeo con los dedos sintiendo una angustiosa necesidad con cada roce. Se recorrió a si mismo de la base a la punta y ahogo un jadeo cuando recogió la humedad del glande con un manoseo del pulgar para luego deslizar su mano en retrospectiva y facilitar la tarea. Golpeó la cabeza contra la puerta como una forma de reseteo cuando las imágenes de la escena anterior se recreaban en su mente con una nitidez insólita.

Tenía que acabar con eso cuanto antes. Dió vuelta a su cuerpo y apoyó el antebrazo en la puerta, recargo la cabeza en el ángulo recto que se formaba a nivel de la fosa del codo mientras la mano libre se abría y cerraba en un movimiento repetitivo, sus ojos se cerraban con fuerza y su boca se negaba a cerrarse.

Con el recuerdo de un cuerpo perfecto y bronceado, de unas deliciosas piernas, unos dedos largos juguetones y unos gemidos gloriosos YoonGi intensificó la presión y la intensidad de sus movimientos al tiempo que sus caderas acompañaban el compás de su mano dominante.

Disneico y extasiado despegó la cabeza de su nicho arqueo la espalda cediendo al porno mental que divagaba en su cabeza y se corrió maldiciéndose a sí mismo y a aquel que lo llevó a ese punto sin retorno.

- Maldito mocoso - sin fuerza se resbaló por la puerta y quedó sentado de culos en el piso helado.

En ese momento igual que la temperatura golpeó sus nalgas la realidad golpeó su puerta y lo que fuera que hay dentro de uno que pretende persuadirlo de las malas acciones se manifestó. Culposamente reflexionó sobre sus actos (cometidos y por cometer) y como el joven bueno que debía ser decidió obedecer a esa parte que puede ser conciencia o lo que sea.

Iba a poner punto final a lo que ni siquiera había comenzado. Tomaría distancia del menor, era necesario, lo haría por su bien como mínimo. Porque, aunque quisiera negarlo nada de eso era correcto.

Desde ese momento enterraría esos oscuros e insanos deseos en lo profundo de su corazón o del timo o de donde sea que hayan salido. No era un ideal, sería un estilo de vida.

Reverso * YoonSeok * Donde viven las historias. Descúbrelo ahora