YoonGi no estaba precisamente de buen humor.
Asistió a clase porque no quería perder por faltas. Solo estuvo de cuerpo presente, su mente yacía en otro lado, divagando en alguien más y en lo que haría con esa persona una vez terminara sus tortuosas clases de inicio de semana.
Sintió que las horas de la mañana pasaron lento. No escuchó nada de lo que dijo su profesor de semiología. Nunca lo hacía, a esa hora no era sujeto. Para alguien que disfruta dormir y retozar, las clases a las 6 am eran más que ilegales.
Además, el joven tenía un asunto pendiente, algo que ocupaba su mente y consideraba mucho más más importante que cualquier método semiologico.
Después de tan aburrida mañana, esa tarde de lunes YoonGi tenía puesta su mejor cara de tipo malo. Y es que en realidad la necesitaba.
A pesar de que el sol brillaba fuerte había una pequeña lluvia de verano. La estrada sobre la que se ubicaba el instituto de elite al que asistían sus hermanos era bastante concurrida y eso era otra cosa que le molestaba. Siempre prefería menos gente, en términos precisos YoonGi odiaba a la gente. Por eso evitaba los lugares con gran cantidad de personas, especialmente sí eran un montón de niñatos de clase alta que se creían intocables.
Aguardaba recostado en la fachada de una casa cerca de la puerta principal, mirando al frente por el borde de los ojos mientras acariciaba el zippo en el bolsillo de su chaqueta deportiva.
No entendía que motivación extraña lo llevaba a ese lugar y sobre todo a proceder de la forma en que lo haría. Había decidido olvidar lo ocurrido con HoSeok, y eso incluía hacerse a un lado y no meterse en sus asuntos. La experiencia del apartamento no se repetiría nunca más. Y, aun así, estaba a punto de hacer lo que haría. Era incongruente, pero en su mente era lo correcto, se lo debía. Tenía una promesa que debía cumplir y si en algo era correcto era en cumplir su palabra incluso cuando el compromiso era con sigo mismo.
Su ánimo no hizo más que empeorar. Parecía que todo lo que aborrecía confluía en ese momento y lugar. Llevaba un buen rato esperando y él no era de esperar, y para colmo, esa pequeña llovizna empezaba a mojarlo de a pocos. Se acomodó la gorra y agradeció haberla llevado consigo, aparte de escamparlo un poco asentuaba su aspecto de chico malo, algo que para sus intenciones no caía nada mal.
Después de lo que él llamaría una eternidad salió un grupo de chicos. Esperó un instante más, hasta que la persona que buscaba se quedó sola, entonces se aproximó a paso ligero, con las manos aún en los bolsillos.
- ¿Jay park? - preguntó.
El moreno se giró y lo miró con cara de desprecio. Nunca había visto al tipo frente a él y por su pinta solo podía darle mala espina.
- ¿Te conozco?
- Eso es lo de menos. - YoonGi sacó las manos de sus bolsillos.
- ¿Qué quieres? ¿vas a robarme?
El mayor se rió. Ese chico era tan superficial que no podía ver más allá de su ropa y la evidente diferencia de clase social. Su intelecto no le daba para atar cabos, si fuera un ladrón poco o nada le importaría su nombre.
- Terminaras mal chico. No sabes con quien.... - YoonGi no lo dejo terminar. Sus palabras se cortaron cuando un puño fuerte aterrizó en su rostro de niño lindo.
Como era de esperarse el menor respondió; pero, con cierta dificultad, considerando que YoonGi tenía cancha en ese tipo de peleas y aunque era más bajo de estatura era bastante fuerte.
Bastaron segundos para que un circulo de personas curiosas los rodeara. Ambos estaban tan en su cuento que no les importo menos los gritos y abucheos que se alzaban sobre ellos.
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Reverso * YoonSeok *
FanfictionDonde YoonGi es un médico sin escrúpulos y HoSeok un juez bastante escrúpuloso. Ambos comparten un pasado que creían haber dejado atrás pero el destino y una mala situación los pone de nuevo cara a cara.