Pasaron días desde la llegada de YoonGi. El pálido lidio con noches terribles en las cuales no dormía o despertaba a mitad de la sombra gritando desesperadamente.
Sus días tampoco fueron una maravilla. Cuando estaba solo en casa iba y venía a su antojo, aunque en realidad la mayor parte del tiempo la pasó en la terraza o en su cuarto después de escabullirse al estudio por un buen libro.
Eso duraba hasta que los hijos de los Jung llegaban a casa. Ji-woo corría al cuarto de su Hyung, le saludaba con genuino entusiasmo y le contaba cosas de su día a día que él no quería saber, pero que no podía dejar de escuchar. A veces incluso llegó a hacer alguna pregunta que en verdad no quería que respondiera.
Después de una conversación trivial, Ji-woo lo arrastraba al estudio, donde tenía un rincón especial para ella, un costoso caballete, un lienzo y un montón de materiales de arte.
YoonGi no entendía por qué, pero había algo en la chica que hacía que no pudiera negarle nada. Tal vez fuera que le recordaba un poco a él mismo cuando era más joven.
En todo caso, la seguía con pasos de plomo y sin la más mínima emoción se dejaba caer a su lado, en una silla gris rata mullida de patas de madera barnizada. Frente al gran ventanal con vista al lago, en un sitio de pintura mal improvisado que ella misma había creado para él.- Hyung
- Ummm
- ¿Por qué no te gusta pintar? es divertido y tú lo haces más que bien. - sostenía un pincel con la punta goteante de azul turquesa en el aire esperando la respuesta.
- ¿de dónde has sacado eso? - YoonGi sentado recto y rígido tenía la mirada perdida en el horizonte.
- Tu madre. - volvió a la tarea, dando suaves pincelas. Pudo percibir la incomodidad del chico ante la mención de la mujer, pero, eso no le impidió continuar. Ella no era precisamente alguien prudente con la palabra y YoonGi tampoco era alguien a quien le molestara su imprudencia y honestidad - Eu-jin siempre lo decía. Yo misma vi muchas fotos de tu trabajo. - lo señaló con el pincel ya sin el exceso de pintura que antes amenazaba con manchar el piso laminado de falsa madera - Me gustaría un día poder verte hacerlo, eso sería mucho mejor que... - volvió a la tarea y se detuvo a retocar la silueta, apretando los labios en señal de extrema concentración - que, algunas fotos mal tomadas - terminó la frase al tiempo que liberaba el aire retenido y levantaba la escobilla complacida con el resultado.
- Eso no pasara
- ¿Por qué? - miraba el lienzo a medio pintar como si en el fuera a encontrar la respuesta.
- Ya no me interesa pintar. Es aburrido - YoonGi se encogió de hombros restándole importancia.
- Entiendo - un suspiro - es una lástima. Igual puedes acompañarme. No te molesta ¿verdad?
YoonGi no respondió. Era obvio, estaba ahí después de todo. No importaba si realmente quería hacerlo o no. Aunque no le apeteciera siempre estaría acompañándola solo porque si o mejor dicho, solo porque era Ji-woo, la pequeña y sagaz Ji-woo. A quien empezaba a ver diferente, mas cercana y familiar.
Con HoSeok en cambio, las cosas fueron bastante diferentes. Desde el primer día y hasta entonces la relación era distante por no decir totalmente incompatible.
El chico de por si llegaba tarde a casa. Como el niño pijo que era, tenía unas cuantas actividades extra, deportes y otras "mierdas" que al pálido no le interesaban.
Cuando volvía a casa por lo general no iba solo, sino que llevaba sus estúpidos amigos prepotentes. Por fortuna para YoonGi, estos no ponían un pie en el estudio y tampoco se acercaban a su cuarto. Al menos no al principio.
Lo que si era un maldito dolor de cabeza era que HoSeok también disfrutaba de ir a la terraza y como no, de las maravillosas vistas, especialmente en horas vespertinas. Lo cual representaba un problema para YoonGi que debía evitar ese lugar desde que el menor estuviera en casa.
En realidad, los dos se evitaban como a la peste o simplemente se ignoraban. Excepto a la hora de la cena, cuando la familia debía estar completa. Lo que resultaba perturbador para YoonGi quien estaba enseñado a comer solo. Al principio lo hacía en su cuarto o en la cocina, pero Ji-woo lo convenció de hacerlo en el comedor con los demás.
Al terminar la cena cada miembro de la familia ayudaba a recoger la mesa. Cada quien llevaba los platos y demás utensilios sucios. Ji-woo limpiaba la mesa y acomodaba las sillas en tanto YoonGi fregaba los platos y HoSeok que conocía bien su ubicación los acomodaba en la alacena.
Como un acuerdo que nunca hicieron pero que respetaban al pie de la letra, el mayor se apresuraba en su tarea y una vez terminada desaparecía en dirección a la terraza a no fumar un cigarro, lo que era la señal para el menor de que era su turno de ocupar la cocina y cumplir su tarea.
Sin embargo, esa noche HoSeok estaba de prisa, por lo que entró allí antes de que el menor terminara su labor y sin decir nada, empezó a organizar los platos que este iba lavando.
Permanecían en silencio cada uno centrado en su tarea, simplemente apáticos e inexpresivos; mientras se gritaban gilipolleces en su mente.
Una discusión telepática que fue interrumpida por un momento de terrible desconcentración donde el más joven fue a por un plato y YoonGi igual de descuidado pretendía dejar otro en el escurridor, con tan mala suerte que chocaron entre si y terminaron estrellándose en el piso.
YoonGi chasqueó la lengua y trato de recogerlos sin ningún tipo de cuidado. Terminó cortándose un dedo y derramando una cantidad absurda de sangre, nada proporcional al tamaño de la herida.
Ver la sangre fluir le genero un bloqueo mental en tanto HoSeok reacciono rápidamente lavándole la herida y yendo por el botiquín para curarlo.
- Lo siento. Ha sido mi culpa. Me distraje un momento y he causado este accidente - esperó que el joven respondiera y cuando echo de ver que esto no pasaría continuó - ¿tienes miedo a la sangre Yoon? - fue la primera vez que uso este apelativo para referirse al mayor.
YoonGi permanecía con la mirada perdida en sus manos, de pie frente a un HoSeok que sostenía con delicadeza su dedo y ponía con agilidad una curita sobre la pequeña herida. Inmóvil y ajeno a la situación, perdido en el rojo de su sangre, hasta que HoSeok con total intención, tratando de que el mayor volviera en sí, dejó de lado las cosas y puso el botiquín en el mesón con un fuerte golpe que produjo un ruido que logró traer del más allá al mayor.
Sin más, reemplazó a YoonGi en el lavado. Quien todavía confuso por lo sucedido le miró intrigado, cuestionando su comportamiento.
- Puedo terminar esto por ti. Te lo debo después de lo ocurrido.
- No hace falta.
- Oh, claro que hace falta. Si lo haces tú la cura se caerá y tendrás que ponerte otra tú mismo porque nunca más seré condescendiente contigo. Además, no me molesta, antes de que llegaras lo hacía yo solo. No necesito tu ayuda, puedes irte a donde quieras y dejar de estar ahí parado como una pálida estatua mirándome con cara de pocos amigos.
- No necesito tu lastima - YoonGi empezaba a molestarse, odiaba ese cambio de actitud por parte del menor.
- No es lastima. Es sentido común. - frotaba una esponja jabonosa con esmero sobre la superficie de un plato pequeño.
- Eres irritante.
- ¿Quién lo dice? - hizo una de sus típicas muecas de reproche.
- Eres extraño.
HoSeok abrió la boca para defenderse, pero no pudo emitir palabra.
- Me iré, pero que sepas que no tengo nada que agradecerte.
- No necesito que lo hagas. Ya sé que eres un ingrato.
- Bien - dijo YoonGi caminando hacia la puerta.
- Bien - repitió HoSeok para sí mismo con una pequeña sonrisa que reprimió al instante. No podía encontrar divertido nada que viniera de YoonGi era extraño.
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Reverso * YoonSeok *
FanfictionDonde YoonGi es un médico sin escrúpulos y HoSeok un juez bastante escrúpuloso. Ambos comparten un pasado que creían haber dejado atrás pero el destino y una mala situación los pone de nuevo cara a cara.