YoonGi se sentía incómodo con el traje. No por el material ni el corte de la vestimenta sino por el estatus que le daba. No era que tuviera baja autoestima, solo que se sentía un poco por debajo de todo eso, de esa casa, esa familia, esa ropa y todos esos invitados, que para su criterio era una cantidad exagerada.
Esa noche se celebraba el cumpleaños de Lee Sora y como el señor Jung era un hombre de costumbres preparó, como cada año, un festejo a la altura de su querida esposa.
La mujer que era terca en extremo insistió en que la familia debía hacer gala junta. Y como era su día, la homenajeada podía permitirse orquídeas si era lo que quería.
El señor Jung caminó con su esposa agarrada del brazo. Ji-woo decidida iba a colgarse del bazo de su hermano mayor, pero, fue detenida en seco y aprisionada por unos brazos largos y fuertes, sin oportunidad alguna de defenderse.
- ¿A dónde vas pequeña traidora?
- Pues a por el hermano mayor. – respondió con honestidad.
- Ni lo sueñes. – HoSeok la giró para que empezara a caminar hacia la multitud. La empujaba en realidad - Yo soy tu hermano mayor y ni loco entro a esa jauría de lobos solo. Tú serás la carnada.
- Que halagador – dijo sonriendo.
YoonGi escuchaba la discusión en silencio y asintió cuando la joven lo miró con ojos de disculpa. Después de un pequeño suspiro repasó el camino de los menores a una distancia considerable.
Por cortesía y respeto a su madre se presentó a muchas personas y mantuvo conversaciones triviales con unas cuantas.
Odió la forma en que se convirtió en el centro de atención. Como hablaban de él sin el más mínimo disimulo. Las personas que lo rodeaban como buitres susurraban y lo miraban de cuando en cuando para continuar con los susurros. Odió mucho más la cobardía con la cual se quedaban en silencio cuando estaba demasiado cerca de ellos.
Era la primera vez que el hijo adoptivo de los Jung era presentado en sociedad. Y aunque el joven era un estudiante prodigioso y tenía unos modales envidiables para ese tipo de eventos no era un hijo biológico y no pertenecía de cuna a ese círculo social. La mayoría de los invitados estaban a la expectativa y otros cuantos decepcionados de tener que compartir aire con alguien que según ellos estaba muy por debajo de su nivel.
- Parece que después de todo la carnada era otra – dijo Ji-woo mirando a su Hyung con pena.
- Shhh – HoSeok la reprendió – no seas indiscreta. Ya debe sentirse lo bastante incomodo como para que lo empeores con tus comentarios salidos.
- Tienes razón.
YoonGi cansado de jugar al hijo perfecto y de ser el payaso del circo se alejó disimuladamente.
Necesitaba aire. Las multitudes lo abrumaban. Estando tan rodeado de gente se sentía ahogado y peor si era ese tipo de gente y ese tipo de eventos. Se quitó la corbata que contribuía a la sensación de asfixia inminente y con una sonrisa de satisfacción la metió en el bolsillo de un camarero que encontró de camino a la terraza. Necesitaba sus manos libres para conseguir algunos de los aperitivos que llevaba en la bandeja y no encontró un mejor lugar para dejarla.
- ¿Pero que hace joven Min? - el joven le regaló una sonrisa pícara.
- Te la cambio por los postres.
- Pero… - fue interrumpido apenas pronunciar palabra. Un descaro considerando que el pálido bien podía ser su hijo.
Lejos de molestarle la insolencia del chico, le agradaba. Había escuchado los rumores y no era difícil adivinar como se sentía. Además, el mismo tenía un hijo de aproximadamente esa edad. No podía más que ser empático con él. Por respeto y por admiración. A pesar de lo incomodo de la situación el joven se portaba como todo un señor o al menos eso hacia delante de los invitados. Desearía que su hijo tuviera una pisca de la madurez y soltura que tenía aquel joven hijo de los Jung. Porque seguramente lo era, al menos de uno de ellos. Sus pensamientos pasaron al olvido cuando la voz ronca del menor aclaró.
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Reverso * YoonSeok *
FanfictionDonde YoonGi es un médico sin escrúpulos y HoSeok un juez bastante escrúpuloso. Ambos comparten un pasado que creían haber dejado atrás pero el destino y una mala situación los pone de nuevo cara a cara.