Capítulo 13: pérdida

104 23 0
                                    

Nota de la autora: este capítulo me costó mucho. Esta cargado de emociones y es bastante muy largo.

Es mi debut escribiendo este tipo de cosas si sienten que se me ha ido la mano o que me he quedado corta espero me lo hagan saber. De verdad espero que no sea un desastre.

...........................................................

3 años unos meses atrás

YoonGi no era amante del frío; pero, sí que odiaba el calor.

Odiaba como sus ropas sudadas se ajustaban a su cuerpo, cómo sus labios se tarjaban y su boca se secaba. Sobre todo, odiaba la increíble cantidad de protector solar que debía usar; su tez era demasiado blanca y en esos días de verano debía protegerla más de lo acostumbrado.

Y, justo ese día odiaba que no fuera como en las películas y dramas coreanos. Siempre los días de funeral parecían días fríos, grises y melancólicos, a juego con la tristeza y el dolor que produce este tipo de pérdida.

Sin embargo, ese día no podía ser peor. No solo estaba despidiendo a una de las personas más importantes de su vida; sino, que hacía un calor infernal y ese traje oscuro aunque apropiado para el lugar y las circunstancias era una contraindicación absoluta para esa temperatura.

YoonGi había conocido la pérdida desde muy temprana edad, sabía lo que era y sobre todo sabía como se sentía.

Como no conoció a su padre no podía decir que lo perdió. No se pierde algo que nunca se tuvo. Aunque pensaba que perdió la oportunidad de ser el hijo de alguien, quizá el orgullo de alguien o lo que sea que es un hijo para un padre.

Un día perdió a su gato, esa sí que era una gran pérdida para un pequeño de ojos oscuros que se veía reflejado en ese felino negro de mirada amarilla que lo ignoraba la mayor parte del tiempo. Ese que era como él, escurridizo y evasivo, pero también cálido e íntimo. Era su lugar seguro, lo más cercano a un hermano o un amigo. Era quien lo acompañaba cuando estaba triste o cuando tenía miedo, más que una simple mascota era su refugio.

Por esa época también perdió su casa en Daegu y todo lo que un niño tiene en el lugar donde paso los primeros años de su vida.

Más tarde tuvo que soportar la que sería su mayor pérdida hasta ese día.

Sí ningún hijo nunca está preparado para perder a su madre, un adolescente de 16 años menos. Y, la madre de YoonGi no era cualquier madre. Para él era la mejor mamá del mundo o eso pensaba antes de verla muerta. Ese día por primera vez renegó de ser su hijo. Pensó que una madre buena no deja atrás su descendencia. Odió ese cuerpo sin vida que encontró aquella tarde calurosa. Una razón más para odiar ese tipo de clima. Ese día sintió que incluso se perdió a sí mismo, porque ella era lo más importante para él. Siendo hijo único y sin otros familiares cercanos su madre se convirtió en su todo, con ella empezaba y terminaba su mundo.

Fue así que Min YoonGi se dio cuenta de que la vida no siempre es justa, aunque era muy joven para romperse, lo obligó a hacerlo y de la peor forma posible.

La pérdida de Lee Ji-eun no solo fue repentina, sino prematura, trágica y por demás traumática. YoonGi tenía grabadas imágenes de ese día, de esa terrible pérdida, que con certeza nunca se irían de su memoria.

Y, ahí estaba de nuevo, perdiendo, perdiéndose y rompiéndose.Tuvo que recoger los pedazos de sí mismo y reconstruirse para destrozarse una vez más. Porque Jung Geum-jae no era solo la persona que lo acogió y cuido en el peor momento de su vida. Él era su mayor soporte, era el pegamento que unía ese montón de fragmentos. Sin él, YoonGi no podía sentirse de peor forma. Se veía a sí mismo como el adolescente de 16 años que el señor Jung rescató esa mañana de un pequeño apartamento en Seúl. Esa nueva pérdida lo hacía tan pequeño y miserable como el joven que se negaba a dejar de lado el cuerpo putrefacto que había ya dejado de ser su madre. Era el padre que nunca tuvo, pero sí que pudo perder.

Reverso * YoonSeok * Donde viven las historias. Descúbrelo ahora