CAPÍTULO 32

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CAPÍTULO 32

¿NO ERA UN BOT?

Cuando He Xile salió después de lavarse y cambiarse de ropa, el Guardia 131 ya había regresado.

Parecía temer que He Xile malinterpretara a Wen Jiyu, así que tomó la iniciativa de explicarle con voz suave —Hoy usted se ha despertado un poco tarde, así que Su Majestad estaba un poco preocupado y ha venido a echar un vistazo. Me preguntó por los detalles y le conté lo que sabía.

He Xile asintió diciendo que podía entenderlo.

Y es que, si Su Majestad pedía un reporte, el guardia era incapaz de retener la información.

Y ahora, muy seguramente el pulpo sería reprendido por Su Majestad... solo eso, ¿verdad? Porque, ¿quién le dijo que invadiera y asustara a la gente? ¡También debe ser castigado como se merece!

—Vaya a desayunar primero.

He Xile preguntó mientras salía: —Por cierto, el cuento de anoche solo escuché el principio y me quedé dormido. ¿Qué le pasó al conejito llamado Didi?

El guardia se quedó estupefacto y sonrió —Luego le cuento. Este tipo de historias sólo son adecuadas para escuchar antes de dormir.

—Está bien – asintió He Xile.

Caminando por el pasillo, He Xile vio que las hermosas botellas de cristal que antes habían estado colocadas en la hierba ya no estaban, probablemente porque el Festival de las Olas había terminado y las habían guardado.

Parecía que al pulpo sólo le quedaba una semana de diversión.

—¡Ah, es Su Excelencia He Xile!

Se oyó una voz.

He Xile giró hacia donde la voz provenía y vio a un grupo de cinco hombres, y uno de ellos, un hombre robusto con cola de tigre y rostro frío refrescó su memoria.

Estos hombres eran miembros del Consejo de Supervisión.

Después de pensarlo, He Xile tomó la iniciativa de acercarse a él y le saludó amistosamente —Hola.

Una de las mujeres sonrió —Hola, ¿vas a salir ahora?

He Xile se avergonzó un poco —No. Hoy me he levantado tarde y llevo poco tiempo despierto, así que voy a comer.

—Así que es eso.

La mujer que habló vio que He Xile no se iba, sino que la miraba con la respiración contenida, y se quedó boquiabierta. Miró a su colega a su lado y volviendo hacia el humano le dijo en voz baja: —Por favor, no se preocupe por lo que hacemos, sólo tenemos que hacerle a Su Majestad unas cuantas preguntas, serán más sencillas en esta visita.

He Xile asintió —Eso está bien.

Su Majestad lo alimentaba y alojaba gratis, así que He Xile no quería causarle problemas.

—Por cierto, hay una cosa más, si puedes cooperar, la investigación será definitivamente el doble de exitosa – La mujer sonrió y dijo —¿Me dejas acoplar tu terminal?

He Xile se quedó atónito —¿Qué harás?

—Sólo comprobaré la información básica de la cuenta – Dijo la mujer.

El personal estaba por todas partes y los guardias estaban allí, así que no debería haber ningún problema, por no mencionar que negarse a estas alturas parecería algo sospechoso. He Xile estiró secamente el brazo y acopló la terminal con el de la mujer, la otra parte comprobó la cuenta e inmediatamente entrecerró los ojos mientras preguntaba en voz baja —Este dinero en su cuenta...

EL ÚLTIMO HUMANO DEL IMPERIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora