CAPÍTULO 65

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CAPÍTULO 65

SI ESE ES EL CASO



He Xile suspiró en su interior sintiéndose ofendido.

Ya no era un niño, ¿qué más podía decir que no pudiera escuchar?

—No soy un niño. Yo solo.... – He Xile volvió a insistir en esta cuestión, pero a mitad de la frase hizo una ligera pausa sintiéndose un poco avergonzado de decirlo, pero finalmente no pudo evitar murmurar: — Sólo soy un poco más pequeño para los Hexianenses, sólo un poco.

Wen Jiyu se burló —¿Solo un poco? – Finalmente soltó la mano que tenía sobre la cabeza de He Xile y pensó para sí: —Su cabello es bastante grueso, y las hebras son oscuras y suaves, así que es bastante cómodo de tocar .......

Después de pensar eso, condujo su atención en intentar comer un poco de la comida que tiene en la mano.

—Y bien, ¿qué tal sabe? – He Xile no insistió en el tema anterior. Ahora, había un rastro de expectativa en sus ojos, sobre lo que Su Majestad le diría —¿Está muy bueno?

—...... Está bien, supongo – Dijo Wen Jiyu.

He Xile dijo felizmente —Mientras le guste, está perfecto.

Esta era la comida que He Xile había elegido para Su Majestad, y también era la forma que tenía el dueño del puesto de expresar su gratitud y cariño a Su Majestad, y sería muy agradable que a él le gustara.

Wen Jiyu y He Xile se miraron.

El mayor gruñó suavemente.

—Este humano. ¿Cuándo dije que me gustaba? Pero... sabe bastante bien – Pensó el emperador.

Los dos se quedaron quietos y compartieron el resto de la comida.

Durante este tiempo, hubo bastantes personas que vieron esta escena.

—No me extraña que antes, en la transmisión en directo, Lan Lan siguiera diciendo que su majestad era bueno con él, y nos dijera que no dijéramos cosas malas de su majestad, ahora que veo esto, como que me lo creo.

—Sí, yo también lo creo.

—¿Su majestad es muy bueno?

—Chicas, recuerden, todo es una ilusión, una ilusión.

—Supongo que sólo es así de agradable cuando se trata de los humanos, ¿no?

—Así es, los humanos son tan lindos aawww, ¿quién podría tratarlos mal?

He Xile podía oír de vez en cuando el parloteo de la multitud.

Ya que él lo oía, entonces Su Majestad debía haberlo oído también.

He Xile no pudo evitar echar una ojeada furtiva a Wen Jiyu, pero descubrió que el rostro del joven emperador era siempre muy frío y sus ojos no se desviaban lo más mínimo, como si no le hubiera oído.

Cuando la merienda hubo terminado, He Xile se frotó cómodamente el estómago mientras decía rápidamente — Su Majestad, espere aquí, ahora vuelvo – Mientras hablaba, la cola de He Xile se desenredó lentamente del regazo de Su Majestad.

Casi saltó y se dirigió a la calle de aperitivos.

Wen Jiyu dirigió sus ojos hacia abajo, mirando las bolsas restantes en sus manos, y luego a la espalda de He Xile.

EL ÚLTIMO HUMANO DEL IMPERIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora